Gabriel Briceño Fernández,Salvador (Brasil), 29 jun(EFE).- Mientras Paolo Guerrero corrió con los brazos abiertos hacia el punto penalti donde la selección peruana consiguió su paso a las semifinales de la Copa América, Luis Suárez se quedó hincado, con la cabeza gacha, masticando la bronca y el dolor de la eliminación uruguaya.,Esta vez fue a él, máximo goleador de la Celeste, a quien le tocó morder el polvo de la derrota porque al fin de cuentas fue el único de su equipo que falló el cobro.,El
Gabriel Briceño Fernández
Salvador (Brasil), 29 jun.- Mientras Paolo Guerrero corrió con los brazos abiertos hacia el punto penalti donde la selección peruana consiguió su paso a las semifinales de la Copa América, Luis Suárez se quedó hincado, con la cabeza gacha, masticando la bronca y el dolor de la eliminación uruguaya.
Esta vez fue a él, máximo goleador de la Celeste, a quien le tocó morder el polvo de la derrota porque al fin de cuentas fue el único de su equipo que falló el cobro.
El tiempo reglamentario del encuentro entre uruguayos y peruanos, disputado este sábado en el estadio Arena Fonte Nova, de Salvador, terminó 0-0, igual que el del viernes entre Chile y Colombia y el que jugaron el jueves Brasil y Paraguay.
Suárez comenzó la tanda de cobros y quien le siguió fue Guerrero. El ídolo peruano tomó mayor impulso, hizo un movimiento de velocista y de su botín derecho salió despedido un tiro que el arquero uruguayo Fernando Muslera apenas pudo seguir con la mirada.
¡Gooooollll!, gritaron el goleador y todos los peruanos, en el inicio del final feliz para ellos en esta tarde lluviosa de Salvador.
Fue, asimismo, el colofón a un duelo entre los dos delanteros, máximos goleadores de las selecciones de Uruguay y Perú y quienes concitaban la atención de manera especial.
Sin embargo, el enfrentamiento de los dos depredadores se fue en blanco a pesar de que jugaron con coraje y movieron a las defensas contrarias.
Suárez buscó el gol por primera vez a los 14 minutos con un golpe de cabeza que mandó la pelota por arriba de la portería.
A los 24, la recibió solitario en el área y se la dio a Edinson Cavani, que la tiró a cielo en las fauces del portero Pedro Gallese, aunque el árbitro del partido, el brasileño Wilton Sampaio, pitó fuera de juego del depredador del Barcelona.
El repertorio de Luis Suárez en el primer tiempo se acabó a los 39 minutos tras zambullirse en el aire por la derecha del área y ensayar un remate que rechazó un defensa peruano.
Fue poco para el número 9 de la Celeste ante la selección a la que más le ha hecho goles en su carrera, con un total de seis.
A Guerrero no le fue mejor, pese a que participó en cuatro maniobras con las que dejó un halo de calidad.
A los 20 minutos forzó un tiro de esquina en una corrida a pura potencia y uno después midió el tiempo como el más experto de todos y le cedió el balón a Edison Flores, que definió torpemente.
En el 36 pidió penalti por falta del uruguayo José María Giménez, a quien dos minutos antes acababa de meterle un puño sin que el árbitro pudiera apreciarlo.
Y en el 43 ahogó el grito de gol de los peruanos en un mano a mano con el portero Fernando Muslera, quien llegó como bajado por la Providencia y desvió el esférico al lateral.
En el segundo tiempo, Suárez la embocó y fue a gritar el gol junto a los uruguayos que estaban detrás de la portería norte, pero el VAR indicó fuera de juego e hizo que Sampaio anulara el tercer tanto uruguayo de la tarde.
Suárez, que aún tenía fuerzas para correr, oyó el pitido final mirando al infinito y con las manos en la cintura, tal vez en busca de una explicación al 0-0 que desembocó en los penaltis.
El peruano, máximo anotador en actividad de la Copa América con doce conquistas, se quedó en blanco y su participación en las jugadas más apremiantes de Perú fue escaso, aunque jamás bajó la guardia.
Lo esperaba un desenlace feliz, que le permitirá seguir como aspirante a desbancar al brasileño Zizinho y al argentino Norberto Méndez como máximo goleador en la historia de la Copa América.
Le faltan cinco tantos para igualarlos y seis para lograr la hazaña.