Asunción, 9 nov (EFE).- La hinchada del Atlético Colón argentino tomó el centro de Asunción para apoyar a su equipo ante la final de la Sudamericana de este sábado contra el Independiente del Valle ecuatoriano, en abrumadora minoría frente a la marea procedente de la provincia de Santa Fe, estimada en más de 30.000 personas.,De hecho, y según los medios locales, Colón estaría buscando batir el récord Guinnes de clubes que arrastraron al mayor número de aficionados a un encuentro disputado en un
Asunción, 9 nov .- La hinchada del Atlético Colón argentino tomó el centro de Asunción para apoyar a su equipo ante la final de la Sudamericana de este sábado contra el Independiente del Valle ecuatoriano, en abrumadora minoría frente a la marea procedente de la provincia de Santa Fe, estimada en más de 30.000 personas.
De hecho, y según los medios locales, Colón estaría buscando batir el récord Guinnes de clubes que arrastraron al mayor número de aficionados a un encuentro disputado en un país extranjero.
Las mismas fuentes atribuyen ese récord al argentino Independiente de Avellaneda gracias a los 25.000 hinchas que movilizó a Montevideo (Uruguay) en 1967, en encuentro de desempate de la final de la Copa Intercontinental contra el escocés Celtic.
De acuerdo con la oficina de migraciones, hasta el momento han llegado a Asunción unos 32.000 argentinos desde los distintos puntos fronterizos que separan los dos países, por medio centenar de ecuatorianos que lo han hecho por vía aérea.
La notoria diferencia se evidenció desde la mañana en el centro de Asunción, "colonizado" por cientos de "sabaleros" uniformados con la remera de Colón y portando estandartes y gorros con la leyenda "Somos Santa Fe".
La invasión era esperada por los vendedores callejeros de la calle Palma, el epicentro de la capital, desde las artesanas de la etnia maká a los vendedores de hamacas y de motivos folclóricos paraguayos.
Todos ellos aceptaban pesos argentinos como moneda, al igual, como es de rigor, que los cambistas que cada día se aposentan en las aceras de Palma, que son toda una institución en la histórica calle.
Y es que las doce horas de ruta desde Santa Fe a Asunción no amilanaron a los miles de argentinos que viajaron en coche o en autobús sin apenas conciliar el sueño.
"En realidad llevamos una semana sin dormir esperando este día", dijo a Efe Sebastián, de 37 años y procedente de la localidad de Santo Tomé.
Sebastián auguró una jornada de fiesta y de respeto entre las aficiones, a la vez que una victoria de Colón, que significaría su primera copa internacional.
"Lo primordial es que Colón sea campeón, y después nos iremos como vinimos, en paz", dijo mientras reponía fuerzas en el paseo fluvial de la ciudad, a lo largo del Río Paraguay, donde muchos pasaron la noche en tiendas de campaña.
En cuestión de horas se espera una masiva peregrinación hasta la "Nueva Olla", la cancha de Cerro Porteño, a la que cabe el honor de acoger la primera Copa Sudamericana disputada a partido único.
En el encuentro estarán el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, el de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez, y el mandatario de Paraguay, Mario Abdo Benítez.
Y con ellos miles de aficionados en un estadio que ya brilla desde que hace dos años fue remozado y convertido en uno de los mejores de Sudamérica.
El contingente policial asciende a unos 3.000 agentes desplegados en los alrededores del estadio, en el popular Barrio Obrero.
Asimismo se instaló días atrás un dispositivo en los puestos fronterizos compartidos por Paraguay y Argentina para impedir la entrada de los aficionados sobre quienes pesen restricciones por hechos de violencia.
Tanto desde el Gobierno paraguayo como desde las directivas de los dos clubes en liza confían en que la primera Sudamericana a final única sea un ejemplo de civismo y un triunfo del fútbol como emblema de unidad de los pueblos.
Independiente del Valle, dirigido por el español Miguel Ángel Ramírez, parte de la experiencia de haber disputado ya una final continental, la Libertadores de 2016, donde cayeron derrotados a doble partido contra el Atlético Nacional de Colombia.
Para el equipo de Santa Fe es la primera final que alcanza en sus 114 años de historia, un aliciente para los miles de seguidores que coparan el estadio del "Ciclón" de Barrio Obrero.