Tel Aviv, 18 nov (EFE).- La emoción y el fervor futbolístico corre por las venas de miles de argentinos y uruguayos residentes en Israel que este lunes acudieron a Tel Aviv para el amistoso entre sus selecciones, un partido que consideran histórico y que miles de israelíes expectantes tampoco se quisieron perder.,"Ver este partido es como vivir un sueño", declaró a Efe Fanny Dalfano, una aficionada uruguaya vestida con toda la indumentaria del equipo celeste que vive en Israel desde hace cinco d
Tel Aviv, 18 nov .- La emoción y el fervor futbolístico corre por las venas de miles de argentinos y uruguayos residentes en Israel que este lunes acudieron a Tel Aviv para el amistoso entre sus selecciones, un partido que consideran histórico y que miles de israelíes expectantes tampoco se quisieron perder.
"Ver este partido es como vivir un sueño", declaró a Efe Fanny Dalfano, una aficionada uruguaya vestida con toda la indumentaria del equipo celeste que vive en Israel desde hace cinco décadas, y que puede ver por primera vez en directo a estrellas de su país como Edinson Cavani o Luis Suárez en un duelo muy esperado que llenó el estado Bloomfield con casi 30.000 espectadores
El ambiente festivo y los colores de las selecciones albiceleste y charrúa llenaron las calles de alrededor del estadio, donde también se acercaron miles de aficionados israelíes como el joven Idan Golcman, que aseguró que ver a un astro como Lionel Messi "en la vida real es algo que pasa solo una vez en la vida".
"Estamos muy emocionados de que estén aquí", exclamó Golcman, que asistió junto a su padre al partido, el primero en el que Argentina y Uruguay se enfrentan en Israel, y que supone uno de los acontecimientos deportivos de mayor envergadura para el país de los últimos años.
La última vez que Argentina jugó en Israel fue en 1998 y Uruguay, en 1995.
Adultos, jóvenes y familias con niños, algunos con camisetas y bufandas del Barcelona, se juntaron para ver el duelo.
Fue Messi el jugador que más aclamaron los aficionados cuando saltó al campo. En el otro lado del terreno, con la camiseta charrúa, estaba su compañero uruguayo Luis Suárez.
Para los aficionados argentinos y uruguayos, que colmaron el estadio con su banderas nacionales, el partido no supone "una rivalidad", sino que es un evento "de hermandad" entre ambos países latinoamericanos, expresó a Efe Mario Grinspan, uruguayo que vive en la urbe meridional israelí de Eilat y que viajó seis horas hasta Tel Aviv para presenciar en directo el duelo.
Los espectadores, que se acercaron al estadio desde muy temprano, se hicieron oír por los alrededores con tambores y sus cánticos característicos, que también corearon dentro del estadio.
"El que no salta es un inglés" o "Brasil dime que se siente", fueron algunas de las melodías que repitieron los argentinos, algunos de los cuales ya recibieron el domingo al equipo de su país cuando llegó a su hotel de concentración en busca de una foto con sus jugadores.
"Es un encuentro muy especial", comentó a Efe Yosi, un argentino que lleva dos décadas en Israel, como decenas de miles de judíos de Argentina que emigraron durante las últimas décadas al país y que hoy forman una comunidad de decenas de miles de habitantes.
El amistoso entre Argentina y Uruguay en Israel fue financiado por el multimillonario canadiense-israelí Sylvan Adams junto a la empresa organizadora Comtec Group.
Según declaró Adams a Efe, el partido es un acontecimiento "importante" para mostrar Israel al resto del mundo "como un país normal", más allá de la política y el conflicto, que la semana pasada marcó de nuevo el país por la escalda de violencia con el grupo Yihad Islámica en Gaza, que lanzó casi medio millar de cohetes que incluso alcanzaron el área metropolitana de Tel Aviv.
La situación de seguridad puso en entredicho la disputa del partido, que fue posible tras acordarse una tregua la madrugada del jueves.
La alta seguridad para el encuentro solo se percibió en los alrededores del estadio, donde se desplegó un amplio dispositivo policial.