Francisco Ávila.,Barcelona, 16 dic (EFE).- Diego Armando Maradona, que llegó a Europa vía Barcelona y se encumbró en Nápoles, es el nexo entre ambos clubes, rivales en los octavos de final de la Champions y que nunca antes se han cruzado en Europa.,Los fríos datos demuestran que Maradona triunfó en Nápoles, ciudad que puso en el mapa futbolístico, y fracasó en Barcelona, donde pese a las expectativas generadas solo fue capaz de ayudar a los azulgrana con tres títulos menores: una Copa del Rey, u
Francisco Ávila.
Barcelona, 16 dic .- Diego Armando Maradona, que llegó a Europa vía Barcelona y se encumbró en Nápoles, es el nexo entre ambos clubes, rivales en los octavos de final de la Champions y que nunca antes se han cruzado en Europa.
Los fríos datos demuestran que Maradona triunfó en Nápoles, ciudad que puso en el mapa futbolístico, y fracasó en Barcelona, donde pese a las expectativas generadas solo fue capaz de ayudar a los azulgrana con tres títulos menores: una Copa del Rey, una Copa de la Liga y una Supercopa de España.
El argentino llegó a Barcelona en 1982, cuatro años después de que empezaran los contactos para ficharlo. El encargado de la operación fue José María Minguella, el primer gran fichaje en el que intervino el intermediario.
"Para conseguirlo hice más viajes que Aerolíneas Argentinas", bromea Minguella. Cuando el Barça fue a por Diego, Argentinos Juniors pidió 100.000 dólares por él, cuatro años después pagó 6 millones de euros (mil millones de pesetas), en una época en la que un coche valía 600 euros, que el salario base era de 154 euros y que un café costaba doce céntimos de euro.
Llegó Maradona a Europa después del Mundial de 1982, porque la dictadura argentina vetó su marcha antes para preparar la cita mundialista española.
En Barcelona jugó 58 partidos, marcó 38 goles, le persiguió una hepatitis en su primer año (que pudo ser una enfermedad venérea según algunos testimonios) y una grave lesión en una acción con Andoni Goikoetxea.
El reencuentro entre Barça y Athlétic en la final de Copa de 1984 acabó con la carrera de Maradona como azulgrana. Una tangana entre numerosos jugadores al término del partido, su punto final.
Maradona no quería irse del Barça, pero se vio forzado a marcharse en el momento en el que presidente azulgrana, Josep Lluís Nuñez, decidió ponerle en el mercado.
De aquella operación, la entidad azulgrana sacó un millón de euros más en dos años. A Nápoles llegó como "un dios", hizo un equipo campeón de la nada y por primera vez el fútbol del sur sacó la cabeza ante el todopoderoso Juventus, liderado entonces por Michel Platini.
Maradona vio lo que se le veía encima en Nápoles el 5 de julio de 1984, el día de su presentación. 70.000 aficionados lo esperaban en las gradas de San Paolo y los gritos de "Diegoooo, Diegoooo" los guardará siempre en su cabeza.
Con 23 años, Maradona se reencontró en una ciudad que le recordaba a su pasado de infancia. Llegó para evitar el descenso y luego marcó una época al conquistar dos Scudettos, 1 Copa de Italia, 1 Supercopa de italia y 1 Copa de la UEFA.
Todo se desencadenó en 1991, cuando Diego dio positivo por cocaína en un control antidopaje y fue suspendido por 15 meses. A partir de entonces se abrió la caja de los truenos. Se conoció su adicción a las drogas y su relación con la camorra napolitana.
Como dijo unos de sus preparadores: "Diego está siendo devorado por Maradona". En Barcelona, Diego dejó un recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue, en Nápoles una huella imborrable. Llegó para "encontrar la paz", porque le interesaba más "la gloria que la fama". Al final, el personaje devoró al futbolista.