Brasil es una de las factorías de futbolistas más grande y rentable del mundo. Un buen puñado de las principales estrellas de la historia de este deporte han salido de allí, de sus calles imperfectas y de sus barrios ruidosos. Como el caso de Bruno Guimaraes, protagonista al que hoy analizamos en ElDesmarque.
Bruno Guimarães Rodriguez Moura (Río de Janeiro, Brasil; 16 de noviembre de 1997) es un centrocampista diestro con una cantidad importante de recursos para desempeñar cualquier función que se le pida. Juega actualmente en el Athletico Paranaense, al que llegó procedente del histórico Audax que llegó a la final del Paulistao en 2016. Es un jugador elegante y que llama la atención de manera rápida, al menos así paso con quien escribe estas líneas. Cinco minutos de una madrugada de Copa Libertadores me bastaron para centrar la mirada en él, en sus movimientos y en su forma de jugar.
Podríamos considerarlo un todocampista, el típico box to box en versión mejorada. Porque Bruno hace mucho más que ir de un área a la otra. Tiene una gran capacidad para recuperar el balón gracias, entre otras cosas, a su físico. Un 1,84 m. con el que domina el cuerpo a cuerpo y con el que suele ganar duelos en los que parece que parte con desventaja. Incluso se atreve a salir en conducción para generar caos en el oponente como consecuencia de su potencia.
Además, posee una técnica notable que le permite realizar buenos controles, regatear y salir de jugadas comprometidas, bien pisando la pelota o bien superando rivales con gestos que podrían incluirse en un vídeo de highlights. Destaca en él una característica que cada día es más importante en el fútbol: la pausa. Controla el tempo de la jugada para elegir la mejor decisión y suele equivocarse muy poco.
Y suele equivocarse muy poco porque también es un gran pasador, tanto en juego corto como en juego largo. Ya ha demostrado que es capaz de asociarse rápido o de realizar un desplazamiento a la espalda de los defensores rivales o un cambio de orientación. Una precisión con la que elimina líneas de presión fácilmente.
Posicionalmente, el carioca es un futbolista para jugar en doble pivote, con una figura más defensiva a su lado, o como interior con cierta libertad. Conforme más espacio pueda ocupar y más cuerda tenga, mejor. Tiene alma de llegador y hay que explotar su buen disparo de media distancia.
Ya hay equipos del nivel del Atlético de Madrid, el Chelsea o el Olympique de Lyon intentando hacerse con sus servicios. Algo que no extraña dado su potencial y su infinidad de recursos futbolísticos. La única duda que tendrá que resolver, si llega el caso, es la adaptación al ritmo del fútbol europeo de alto nivel. No se trata de un jugador liviano en cuanto a físico y puede costarle al principio. Por lo demás, tiene condiciones y conceptos de sobra.
De momento, se le puede disfrutar en el Preolímpico Sudamericano que se está disputando en Colombia, y en el que Bruno Guimaraes es pieza importante en Brasil.