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Rayo Vallecano, Villarreal y el otro 'Tamudazo'

Carlos Mateos Gil,Madrid, 27 ene (EFE).- El Rayo Vallecano y el Villarreal se la jugarán a todo o nada en los octavos de final de la Copa del Rey, una lucha por la supervivencia que recuerda a la que los dos equipos mantuvieron por seguir en Primera años atrás.,En la actualidad los madrileños se encuentran en la categoría de plata del fútbol español y los castellonenses un escalón por encima pero, el 13 de mayo del 2012, tomaron caminos opuestos a los que ahora transitan como consecuencia de una

Carlos Mateos Gil

Madrid, 27 ene .- El Rayo Vallecano y el Villarreal se la jugarán a todo o nada en los octavos de final de la Copa del Rey, una lucha por la supervivencia que recuerda a la que los dos equipos mantuvieron por seguir en Primera años atrás.

En la actualidad los madrileños se encuentran en la categoría de plata del fútbol español y los castellonenses un escalón por encima pero, el 13 de mayo del 2012, tomaron caminos opuestos a los que ahora transitan como consecuencia de una jugada concreta.

El protagonista de la misma fue el delantero Raúl Tamudo, quien dejó una carrera plagada de grandes momentos y al que muchos recuerdan por el gol que le hizo al Barcelona con la camiseta del Espanyol y que a la postre sirvió para darle una liga al Real Madrid.

Aquel tanto pasó a la historia como el 'Tamudazo' pero lo cierto es que no fue el único durante su trayectoria que condicionó el destino de dos clubes, ya que con la camiseta del equipo de la franja protagonizó otro de los que no se olvidan.

Fue en la última jornada de la campaña 2011-2012. Con la Real Sociedad como último equipo ya salvado con 44 puntos y el Racing de Satander ya descendido con 27, cinco equipos peleaban por los tres puestos que daban la permanencia.

De todos el mejor clasificado era el Granada, que contaba con 42 unidades, una más que el Villarreal. En el caso del Rayo y del Zaragoza atesoraban 40 mientras que el Sporting era quien más difícil lo tenía con 37. Se daban pues los ingredientes perfectos para una de esas 'jornadas de transistores'.

En ella el Zaragoza visitaba el feudo de un Getafe que no se jugaba nada. Distinto era el caso del Sporting y el Villarreal, quienes se enfrentaban respectivamente a domicilio y en casa a un Málaga y un Atlético de Madrid que luchaban por los puestos de Champions League. Y luego estaba el Rayo Vallecano-Granada, cuya trascendencia resultaba obvia.

El primero que se complicó la vida fue el Sporting, al que un gol de Rondón en el minuto 49 dificultaba aún más la labor de lograr una victoria que era obligatoria. Por contra un acierto de Apoño en el 58 ponía en bandeja el objetivo a un Zaragoza que a pesar de empezar entre los tres últimos dependía de sí mismo.

Pese a que todo podía cambiar la emoción se trasladó pues a las otras dos citas, que llegaron a los últimos instantes empatadas a cero. De terminar así, seguirían en Primera el Granada y el Villarreal para desgracia del Rayo Vallecano.

La noche comenzó a ponerse cuesta arriba para los amarillos cuando en el minuto 88 el colombiano Radamel Falcao cabeceó imperial un saque de esquina, llevándolo al fondo de las mallas. A partir de ese momento el cuerpo de los aficionados locales estaba en El Madrigal pero la mente, en Vallecas.

Mientras, en el barrio madrileño, el Rayo se volcó sobre el área nazarí consciente de que si marcaba podía respirar aliviado. El primer aviso lo dio Lass Bangoura, con un tiro desde la frontal que se marchó a saque de esquina.

Lo ejecutaron los locales y despejó la defensa rival para dejarla muerta al borde del área. Sin embargo el mal control de un jugador del Granada permitió que el esférico acabase en los pies Piti a la altura del costado diestro.

Se perfiló el atacante y le pegó a puerta impactando en un contrario. Michu se encontró con el rechace y le pegó como pudo, enviando la pelota al larguero. Botó esta en el césped y fue entonces cuando completamente solo, Tamudo la tocó sutilmente de cabeza para llevarla a la red.

A partir de ahí se desencadenó uno de los momentos de mayor éxtasis que se recuerdan en la historia del club, imágenes que contrastaban con la desolación absoluta que se vivía en una ciudad de Villarreal que poco antes había disfrutado de las mieles de la Champions League.

Desde entonces ambos han vuelto a cruzarse en ocho ocasiones con un balance de cinco victorias para el cuadro castellonense, dos para los madrileños y un empate. La Copa, a todo o nada, puede ser la oportunidad de vengarse para unos u otro motivo de inmensa alegría para los otros.

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