En general, la experiencia es un grado. En situaciones extremas, son dos o tres, mínimo. Y Pedro Morilla Pineda no sólo la atesora en el fútbol. Por suerte o desgracia, también en la vida y últimamente sin quererlo acredita un máster en cuarentenas. Los consejos del primer español en afrontar el coronavirus se antojan un tesoro para quienes se topan de frente con un enemigo invisible, en España y en cualquier lugar del mundo.
Pedro Morilla, director técnico de la cantera del Wuhan FC, se vio en enero arrollado por el ojo del huracán del coronavirus junto a otros entrenadores, sevillanos y de otras latitudes de España, que trabajan para la empresa Nama Sports, también española. El incipiente COVID-19 brotaba irrefrenable en una ciudad de más de 11 millones de habitantes donde la empresa desarrolla un interesante proyecto desde hace cinco años.
Una exótica y enriquecedora experiencia para un exfutbolista y entrenador que involuntariamente se ha convertido en noticia. Tras el mediático aislamiento vivido en Wuhan, el posterior en el hospital Gómez Ulla de Madrid, y el confinamiento actual, Pedro Morilla vive ya su tercera cuarentena en tres meses, a cuarentena por mes de media.
Formado como jugador en las categorías inferiores del Real Betis, fue compañero de Rafael Gordillo en el Écija Balompié y futbolista entre otros de equipos como Real Murcia, Burgos CF o CF Talavera. Como técnico ha llegado a dirigir al Granada CF en LaLiga SmartBank.
Mientras el mundo entero aprieta los dientes y la economía se tambalea, su experiencia precisamente le hace ser más positivo. Ha pasado por esto y nadie mejor que él sabe que se puede salir, consciente, no obstante, de las diferencias existentes entre la cultura china y otras del orbe.
Sus palabras, desgranadas en una amplia entrevista con El Desmarque, sirven de referencia para lidiar con la mayor pandemia de los últimos tiempos y una lacra que ya se ha llevado por delante más de un millar de vidas sólo en España. Sus palabras trasladan también un mensaje de esperanza, un salvavidas al que agarrarse en estos momentos de máxima angustia.