Cuesta no ilusionarse con lo vivido esta noche en Sevilla. España, la España de Luis Enrique, un equipo plagado de jóvenes que entran y salen, de jugadores que contaban por frustraciones sus apariciones con la roja, empieza a ser una cosa muy seria, un bloque sobrado de alternativas, capaz de infligirle a Alemania una goleada histórica y de ilusionar como antes sólo lo hicieron las ‘Españas’ de Aragonés y Del Bosque. España, por mencionar a algunos de los más nuevos, tiene central de jerarquía en Pau Torres, mediocentro importante en Rodri, fútbol total con Fabián y un puñal en la derecha con Ferrán Torres, estrellón total que habría brillado hasta en la España de 2010. Después de esto, uno sopesa todas las alternativas que maneja Luis Enrique y no puede más que sonreir: Al nivelazo exhibido por los que jugaron en La Cartuja, todavía se les podrían unir Ansu Fati, Thiago, Jesús Navas y algunos más.
De entrada, la apuesta de Luis Enrique era valiente. No por la confianza en Unai Simón, producto del hartazgo que han supuesto los continuos fallos de De Gea, sino por la falta de continuidad en el equipo, distinto cada día y con hasta 7 cambios respecto al que logró hace unos meses un meritorio empate en Alemania. España arrancaba mandona, con ganas de imponerse, ayudada por la selección alemana, más pendiente del fallo, con Gnabry en punta y Werner acostado a la izquierda a lo Villa, que de tener la pelota.
En el 10’ llegaba el primer problema para Luis Enrique en forma de lesión: Canales se rompía dejando su sitio a Fabián, que al poco de salir, en el 16’, botaba un saque de esquina perfecto al segundo palo para regalarle a Morata, exuberante hasta ese momento en cada acción en la que había intervenido, la posibilidad de hacer el 1-0 de cabeza. Lo más difícil estaba hecho: España se había puesto por delante y los de Low estaban nerviosos, desnortados. Así llegó la contra que debió suponer el 2-0, también de Morata, pero el tanto del ‘9’ de España era anulado por un supuesto fuera de juego que invalidaba Koch.
España se había puesto en marcha y se tornaba imparable, abusando de Alemania monopolizando la pelota y con Ferrán Torres campando a sus anchas por la derecha para, después de haber fallado un mano a mano Neuer, hacer el 2-0 en el 33’ aprovechando el rechazo de un cabezazo al larguero de Dani Olmo… y, sin tiempo a digerirlo, Rodri el 3-0 en el 37’ tras otro saque de esquina de Fabián, amo y señor del partido, tirano en La Cartuja ante la importencia de Kroos, Gundogan y Goretzka. Todavía habría tiempo en la primera parte para la lesión de Sergio Ramos, sustituído por Eric García.
Estaba por ver su Alemania sería capaz de salvar la honra, pero la presión de los de Low seguía sin ser efectiva y España, ahora con la partitura del contraataque y del aprovechamiento de los espacios, seguía haciendo sangre, encontrando pronto el segundo de Ferrán Torres en una jugada con la firma de Fabián y Gayá y el quinto del equipo, otra vez del canterano del Valencia y a pase de Fabián, entrando desde la izquierda. Ya no había rival, el sexto lo marcaba Oyarzábal y a los alemanes se les ponían las mismas caras que a todos esos rivales que trituraron a los largo de la historia en fases de clasificación, eurocopas y mundiales. Estaban encajando una goleada jamás vista, un castigo de otra época.
La Cartuja se había convertido en un campo de batalla plagado de cadáveres alemanes, de futbolistas vestidos de blanco persiguiendo sombras y asistiendo, incapaces de hacer nada para cambiar las cosas, al nacimiento de una nueva era, la de la España 3.0, un proyecto ‘made in Luis Enrique’ que pinta bien, muy bien, y que tendrá el próximo año, con la Euro en verano, y la Final Four de esta Nations League, las dos primeras reválidas para demostrar cuando de verdad importa, que esto es tan bonito como pinta.
Que los árboles no dejen ver el bosque, todavía habrá una españa 4.0 y 5.0 y 6.0, y haremos el ridículo en la próxima fase final de la eurocopa. Mucho peloteo con el entrenador, hoy el descontrol de España a circuitado a Alemania, y ya