Un siglo después de que se alzaran majestuosas en la catedral del fútbol mundial y vieran pasar junto a sus hojas a numerosas leyendas del balompié, muy pocos saben que las legendarias puertas de Wembley siguen en pie esperando una nueva vida.
Tampoco en que lugar remoto esperan “a oscuras” su destino, cómo fue el periplo que las llevó hasta ese rincón del planeta, ni cuánto le costó a su actual dueño hacerse con la propiedad de tamaño vestigio.
“Sí, las puertas de mítico Estadio de Wembley inaugurado en 1923, hace 100 años, están en el Museo de la Moda de Santiago de Chile”, sito en la acaudalada comuna de Vitacura, explica el director del mismo, Gabriel Basso.
“Son dos puertas de madera de una tonelada cada una, que ya fueron restauradas y están en perfecto estado de conservación, evitando cambios de humedad y temperatura. El Museo las compró en una subasta de Sotheby´s el 2011 y las trasladó en barco a Chile”, agrega antes de recordar que no es la única memoria del estadio que atesora.
“También tenemos en la colección del Museo una de las ventanas circulares de una de las dos torres del acceso principal del Wembley original”, del que ya nada queda en pies en su ubicación en Londres.
Propiedad de la federación inglesa (FA), “la casa del fútbol” británico fue remodelada en 2007 como parte del proyecto para albergar los Juegos Olímpicos de 2012 y supuso una inversión de 1.260 millones de euros que la convirtió en el segundo estadio con mayor capacidad de Europa, con 90.000 asientos.
Cuando en 2002 empezaron los trabajos de demolición de la vieja estructura, que se inauguró en 1923 con el nombre de Estadio Imperial con motivo de la Exposición Universal del Imperio Británico en Londres, el multimillonario industrial chileno de origen palestino, Jorge Yarur, hijo de un poderoso banquero ya albergaba uno de sus grandes sueños.
Construir un “Museo del Fútbol” similar al “Museo de la Moda” que la familia Yarur, originaria de Belén, gestiona en Santiago de Chile y que alberga en sus bodegas una de las mayores colecciones de piezas de alta costura del mundo y la mayor colección de vestidos pertenecientes a la princesa Lady Di.
Así que se presentó en la sede londinense de la famosa casa de subastas Sotheby’s para hacerse con las dos hojas de madera de más de 5 metros de ancho y alto concordadas como las "puertas del túnel Real”, que adquirió por un precio irrisorio: unos 4.500 euros.
“Con la remodelación de Wembley para los Juegos Olímpicos de 2012, eliminaron las puertas y las dos torres del acceso principal. Eran las puertas del túnel real, por donde también pasaron reyes como Jorge V e Isabel II. La verdad es que el costo del traslado y de la restauración fueron muy superiores al costo de la subasta”, explica Basso.
Antes de iniciar su viaje al rincón de Sudamérica, las puertas que se abrieron por primera vez el 18 de abril de 1923 para celebrar la primera final de la FA entre Bolton Wanderers y West Ham, habían pasado por el penúltimo de sus múltiples periplos azarosos.
Aquella tarde de abril, de hace un siglo estaba previsto que además del rey entraran por el paseo londinense en el que estaba planeada la Torre Watkin -que debía rivalizar con la Torre Eiffel- 127.000 personas, pero se presentaron más del doble, lo que no sólo colapsó el acceso y probó su solidez, si no que dejó la estampa de espectadores sentados hasta en el verde.
En aquellos tiempos, Wembley formaba parte de las afueras de la capital londinense y los promotores hicieron gran propaganda temiendo no poder llenar los 127.000 asientos que estaban previstos.
Al borde de la suspensión, George Scoony, oficial del Ejército británico, se ganó su plaza en la inmortalidad al cruzar las famosas puertas a lomos de su caballo blanco Billie y lograr que los aficionados salieran del césped y se pudiera disputar el partido.
Desde entonces, las puertas -que pesan más de una tonelada- vieron pasar reyes, reinas, presidentes, deportivas, artistas, copas y trofeos de todo el mundo hasta que en 2002 las adquiere la Booking Trust, una organización benéfica arquitectónica, que trató vanamente de exhibirlas en algún museo.
Hasta que en 2011 Graham Budd las sacó a subasta y Yarur las adquirió para construir con ellas las bases de su sueño futbolero.
“Estamos buscando apoyo para hacer una exhibición en Europa o Estados Unidos que incluya las famosas puertas de Wembley, que son muy importantes para la historia mundial del fútbol y del rock, por todos los conciertos que hubo ahí”, confiesa a Basso.
“El Museo de la Moda tiene una de las colecciones privadas más importantes del mundo de fútbol, tenis, Marilyn Monroe y Diana de Gales, entre otros. Seguimos trabajando en potenciar nuestras colecciones y difundirlas”, agrega.
Recientemente, y con motivo de los cien años de la celebración en Chile del Mundial de Fútbol, el “Museo de la Moda” realizó una impresionante exposición con recuerdos de aquella efeméride, desde camisetas a balones, botines, revistas, fotografías y documentos sonoros del famoso mundial de 1962.
Antes, las reales puertas del “Estadio Imperial” iniciaron su penúltima odisea. El viaje en barco desde el puerto de Londres al puerto de San Antonio, en la costa de Chile, deterioró la madera y hubieron de afrontar un proceso de restauración que dirigió Stephen Pennec, quien se ha dedicado a restaurar piezas del Titanic.
Sumergidas de nuevo en la oscuridad del olvido, esperan, cien años después, volver a la luz, en Sudamérica, un rincón tan alejado de su primigenia ubicación como apasionado por el fútbol y el rock que albergó.