Antonio Campos trabajó en el Valencia CF durante cuatro décadas, desde 1975 hasta el 2015. Comenzó su andadura en el club como deportista dentro de la sección de atletismo, en la que estuvo seis o siete años, pero su trayectoria lo llevó a los despachos como ordenanza de oficinas, oficial de contabilidad e incluso secretario de la gerencia antes de convertirse en conserje del Camp de Mestalla. De su etapa como responsable del estadio, Antonio Campos recuerda todavía el ajetreo de los días de partido y como se preocupaba para que todo estuviera en su sitio y preparado en cada encuentro. Un día tras su jubilación en 2015 volvió y se dio cuenta de un bonito detalle: "habían puesto un cuarto con mi nombre, eso es que se acuerdan de mí".
Tenía bajo control unas 280 llaves, más o menos las mismas que siguen usándose en el Camp de Mestalla. Una de ellas sigue recordando su etapa como conserje del coliseo valencianista, la que utilizan los de seguridad para abrir el 'cuarto de Antonio', el homenaje que el Valencia CF le guarda por todos sus años de servicio y fidelidad, como en el caso de Españeta. Antonio estuvo al menos catorce años realizando funciones de conserje, llegaba de los primeros y hacía "de todo" en Mestalla: asear y poner en condiciones los vestuarios, poner las aguas, revisar las luces, atender al personal y cerrar el estadio después de comprobar todo.
Los días de partido se tiraba todo el día pendiente de que todo fuese bien. Dos horas antes ya estaba preparado para poner todo en orden. Desde luego, un hombre que es mucho más que un conserje para el Valencia CF, una persona que se desvivió por dar lo mejor de sí durante todos sus años trabajando para el club y que merece tener un lugar en el corazón de Mestalla.