Bochorno (una vez más) el ocurrido en el fútbol sudamericano. Brasil y Argentina se enfrentaban en el histórico Maracaná en una noche que quedará para el recuerdo. Y no por lo ocurrido dentro del terreno de juego, sino por todo el enfrentamiento previo al partido. Un encuentro en el que Messi fue protagonista por el papel que jugó ante las cargas policiales contra los hinchas argentinos.
Antes de arrancar el encuentro, la policía brasileña tuvo un incidente con los hinchas argentinos. Y ahí comenzó el lío. Los federales cargaron duramente contra la hinchada albiceleste, a los que atacaron con fuerza. Niños, mayores, familias, todos eran golpeados, llegando a dejar imágenes sangrientas de varios hinchas que recibieron golpes en la cabeza.
Esta situación fue vivida de cerca por Leo Messi. El futbolista del Inter de Miami, como sus compañeros, vivieron las cargas policiales desde muy cerquita, en el césped, gritando para que la policía se detuviera. Incluso algunos de los futbolistas, como el Dibu Martínez, saltaron a la grada para golpear a policías o intentar que pararan en su agresión.
Esto cabreó mucho a Leo Messi que viendo lo que estaba ocurriendo ordenó a todos los jugadores acompañarle y abandonar Maracana. "No jugamos", dijo Leo Messi, mientras se marchaba con el resto de la plantilla. Algunos brasileños, como Marquinhos o Rodrygo intentaron frenarle, pero Messi estaba desatado e incluso tuvo sus más y sus menos con el delantero del Real Madrid.
Más tarde y después de que todo se hubiera calmado, la selección argentina, con Messi a la cabeza, regresó de los vestuarios para la reanudación del partido. Argentina acabó venciendo el partido con un gol de Nicolás Otamendi en el minuto 63 en un encuentro que será recordado como (otra) noche más en el fútbol de CONMEBOL.