El PSG estará en los octavos de final de la Champions League. A pesar de lograr el pase en lo que se ha conocido como "grupo de la muete", Luis Enrique sacó pecho de su equipo avisando a los equipos españoles, con quienes podrían cruzarse en el sorteo del próximo lunes.
El técnico asturiano ha visto como su relación con el vestuario se ha deteriorado a raíz de los resultados en Europa. Concretamente, Kylian Mbappé es uno de los que más enfadado está con él después de no haber ido a por el triunfo. Una relación en decadencia en el que los resultados no acompañan por el mal rendimiento del equipo.
Por ello, y como medida preventiva, Luis Enrique siempre se ha caracterizado por imponer normas controladores en sus equipos para garantizar la disciplina y la concentración única y exclusivamente en el fútbol. Y en el PSG no iba a hacer una excepción para imponer su ley, llegando hasta tal punto de mandar espías a los jugadores para controlar su vida nocturna en París.
Según informa el diario francés L'Equipe, el exseleccionador español dictó varios puntos inflexibles al vestuario parisino tales como firmar nada más entrar a la ciudad deportiva (Poissy), respetar a rajatabla los horarios de los entrenamientos y poner multas económicas si se saltaban su autoridad por muy leve que fuera el desliz. Sin embargo, la novedad está en que Luis Enrique manda un auxiliar para vigilar las principales discotecas de la capital francesa para comprobar si hay algún futbolista en alguna de ellas a la par que seguir muy de cerca las redes sociales.
Sin embargo, esta ley no impide que los futbolistas puedan disfrutar de una discoteca siempre y cuando sea moderado y no afecte al rendimiento diario. Un pintoresco capítulo que refleja la seriedad con la que se toma Luis Enrique a la hora de dirigir un equipo aunque, por el momento, el PSG no está notando que su mano se traduzca en resultados.
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