El fútbol de Brasil cerró 2023 sin un presidente en propiedad para el órgano rector de la disciplina deportiva y sin un seleccionador titular tras la frustración de contratar para el cargo al entrenador italiano Carlo Ancelotti.
El anuncio este viernes del Real Madrid sobre la renovación de Ancelotti no solo frustró la intención de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) de fichar al técnico italiano, sino que agravó la crisis deportiva y administrativa por la que pasa la entidad.
La llegada de Ancelotti para mediados de 2024 y asumir como seleccionador, cargo que ocupa interinamente el técnico de Fluminense, Fernando Diniz, era abanderada por Ednaldo Rodrigues, quien fue separado de la presidencia del la CBF por orden judicial.
En julio pasado, durante la presentación de Diniz como seleccionador interino, Rodrigues daba como segura la llegada del entrenador italiano para asumir la Canarinha a partir de la Copa América de 2024, en Estados Unidos.
"Él va a estar. Pueden estar seguros", afirmó en esa ocasión el dirigente a periodistas, pero sin aclarar si las partes habían llegado a firmar un precontrato.
Desde su declaración, Rodrigues minimizó el hecho de que Ancelotti siempre negó el supuesto acuerdo verbal con la CBF.
El anuncio de ese supuesto acuerdo no fue unánime entre hinchas, periodistas y personajes del fútbol, que defienden el nombre de un seleccionador nacional.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el senador y exfutbolista Romário fueron algunos de los que levantaron sus voces en contra de la eventual llegada del italiano y salieron en defensa de entradores locales como Diniz o Dorival Júnior, de São Paulo.
Ante preguntas de los periodistas, Rodrigues confirmó en julio que de caerse el fichaje de Ancelotti tenía un "plan B" con nombres en mente como los de los portugueses Abel Ferreira, del campeón Palmeiras, y Jorge Jesús, del Al-Hilal saudí, y el propio Diniz.
A la falta de definición sobre un técnico en propiedad se suma la irregular campaña de la selección, que lleva cuatro partidos sin conocer la victoria en las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de 2026.
Brasil, después de empatar en casa con Venezuela (0-0) y sufrir derrotas ante Uruguay (2-0), Colombia (2-1) y Argentina (0-1), ocupa el sexto lugar en las eliminatorias con siete puntos, a ocho del líder, Argentina, en una de sus peores campañas.
Esa situación pone en la cuerda floja la continuidad Diniz para asumir el cargo en propiedad, a pesar del inédito título para Fluminense alcanzado en la Copa Libertadores y de que no ha sido apuntado como el único responsable de la crisis deportiva.
Pero la crisis del fútbol brasileño va más allá de lo deportivo. La Justicia rechazó un acuerdo con la fiscalía regional que le permitió a Rodrigues presentarse en 2022 como candidato único para un mandato de cuatro años, cuando los estatutos estipulaban que en ese caso la candidatura le correspondía al vicepresidente de más edad.
El fallo del 7 de diciembre ordenó el nombramiento como interventor de José Perdiz, presidente del Tribunal de Justicia Deportiva de Río de Janeiro, y la celebración de nuevas elecciones en un plazo de 30 días para sustituir definitivamente a Rodrigues.
La FIFA y la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ya expresaron a través de una carta su preocupación con la crisis abierta en el órgano rector del fútbol brasileño y a su vez con el nombramiento como interventor de Perdiz.