Esta semana se han vuelto a vivir dos episodios lamentables de racismo en el mundo del fútbol. Tras lo sucedido en Sheffield con el jugador del Coventry Kasey Palmer, que fue víctima de comentarios racistas, el sábado, en Udine, se repitió una situación similar con Mike Maignan. El portero francés del AC Milan se marchó a los vestuarios a la media hora de encuentro después de escuchar insultos discriminatorios desde un fondo del Stadio Friuli.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha pedido que se den por perdidos de forma automática los partidos a aquellos equipos cuyos aficionados profieran insultos racistas. Una medida drástica con la que el máximo estamento del fútbol pretende acabar con estos actos.
Infantino ha afirmado que debe haber castigos más duros para erradicar el racismo del deporte. “Además del proceso de tres pasos -partido detenido, partido reanudado y partido abandonado-, tenemos que implantar una pérdida automática para el equipo cuyos aficionados hayan cometido actos racistas y hayan provocado el abandono del partido, así como prohibiciones de acceso a estadios de todo el mundo y cargos penales para los racistas”, declara en una comunicación de la FIFA.
"De una vez por todas: ¡No al racismo! ¡No a cualquier forma de discriminación! Los sucesos que tuvieron lugar en Udine y en Sheffield el sábado son totalmente aborrecibles y completamente inaceptables. Los jugadores afectados por los sucesos del sábado cuentan con todo mi apoyo", indica. "Necesitamos que todas las partes interesadas tomen medidas, empezando por la educación en los colegios para que las generaciones futuras entiendan que esto no forma parte del fútbol ni de la sociedad", añade el presidente de la FIFA, que se solidarizaba plenamente con las víctimas de cualquier tipo de discriminación.