Bonini tiene una capacidad especial para conectar con los jugadores. Tiene mucho feeling con el vestuario. Y eso le permite tomarse ciertas licencias como la que tuvo ante el Sevilla. El argentinó le echó la bronca a Amorebieta en el único descuido que tuvo el central en todo el partido. Bajó la guardia un segundo y Negredo le ganó la posición, regateó a Iraizoz, pero su tiro se perdió por línea de fondo. El punta se quedó sin campo, pero pudo haber costado muy caro. Así que Bonini, que estaba en esa zona del campo guiando el calentamiento de algunos rojiblancos, no se lo pensó dos veces a la hora de darle un toque de atención.
El trabajo del hombre de confianza de Bielsa, más allá de esa complicidad con los jugadores, está brillando en Bilbao. No eran pocos los que dudaban de la capacidad de los leones para absorber el enorme desgaste de las tres competiciones que tenían que afrontar esta campaña. Y más teniendo en cuenta lo lejos que están llegando en todas ellas. Pero el tiempo está demostrando que es un sacrificio soportable. Los rojiblancos están acabando muchos partidos con más fuerzas que sus rivales en esta recta final de la temporada. Además, el número de lesiones musculares es inferior al de otros cursos pese a la exigencia del calendario. Un éxito del que Bonini es el gran responsable.