En el primer incidente grave, el que tuvo lugar en las inmediaciones del Hotel Meliá tras la pacífica concentración de cientos de aficionados para alentar a los leones antes de recibir al Mirandés en San Mamés, acabó con la agresión a dos fotógrafos. Uno de ellos tuvo que pasar por el quirófano por el brutal golpe recibido en un dedo. Se inció una investigación y el agente que le agredió fue apartado de la brigada Antidisturbios.
El segundo episodio grave sucedió en torno a una hora antes del comienzo del partido ante el Lokomotiv que permitió a los rojiblancos avanzar a octavos de la Europa League. En aquella ocasión, la intervención de la Ertzaintza evitó una batalla campal en Sabino Arana, donde hinchas radicales de ambos equipos empezaron a lanzarse objetos contundentes en una zona llena de familias, niños y demás aficionados que estaban disfrutando del ambiente antes de entrar al estadio. Todo esto se originó por la agresión de un grupo de bilbaínos a un hincha ruso el día anterior a la celebración del encuentro. La secuela se inició, precisamente, en Díaz de Haro, donde empezaron a cruzarse ambos bandos y continuó en Sabino Arana.