El técnico racinguista, una semana después de haber sido ingresado en el Hospital de Valdecilla por un dolor en el pecho que ya se ha descartado que se haya debido a una dolencia cardiaca, asegura encontrarse "bien" y centrado en tratar de obrar el milagro de la salvación del equipo cántabro. "Yo estoy bien y los jugadores están metidos".
Además, apunta otras razones para darlo todo ante el Athletic. "Más allá que por la Liga, por un aspecto de revanchismo personal y para demostrar que no somos tan malos", agrega. Asegura que "hasta el último vamos a querer ganar, por sumar y por orgullo". "Estoy seguro de que nadie tirará la toalla hasta el final", concluye.