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Tensión profesional no resuelta entre Bielsa y Llorente

Fernando Llorente y Marcelo Bielsa ni siquiera cruzaron sus miradas en el primer entrenamiento del ariete internacional junto al resto de la plantilla en Lezama. El delantero completaba una exigente sesión de trabajo dividida en tres fases a las órdenes de Claudio Vivas y Pablo Quiroga, mientras Bielsa se limitaba a inspeccionar el avance de las obras en los diversos campos de entrenamiento durante su estancia en Polonia. La tensión que se percibe entre la gran referencia ofensiva del Athletic y su entrenador, por tanto, sigue sin mostrar síntomas de haber sido resuelta.

El origen del desencuentro hay que buscarlo en la recta final de la pasada campaña. Con todos los objetivos por decidir, especialmente las finales de Copa y Europa League, los leones no dieron la talla que se esperaba. No había ni rastro de la frescura del juego rojiblanco exhibida a lo largo de toda la campaña. Era como si se les hubiera gastado la gasolina. Y, según trascendió en los mentideros rojiblacos tras la derrota en el Calderón a manos del Barça, el argentino habría pedido explicaciones a los pesos pesados del vestuario por el bajo nivel ofrecido. Los señalados, entre ellos Llorente, también habrían dado una respuesta clara. Habían llegado vacíos a la recta final. Fundidos por la exigencia de meses sin una sola jornada de descanso. Sin desconexión física ni psicológica. El bloque titular había soportado el peso de todos los minutos en la campaña más saturada de partidos de la historia rojiblanca, incluso de los menos trascendentes, cuando había otros jugadores en mejores condiciones físicas para afrontarlos.
Algunos rumores apuntan, incluso, que la negativa de Llorente a firmar la propuesta de renovación que le ha presentado Josu Urrutia se debe en parte a la continuidad del técnico rosarino en el banquillo rojiblanco. Estas afirmaciones tal vez vayan demasiado lejos, pero lo que sí parece claro es que hay más de un jugador que no sintoniza la misma frecuencia que Bielsa. Sus decisiones de apartar del grupo a los descartados o de no permitir viajar con la expedición oficial a los no convocados para las finales (en la de Madrid rectificó en el último momento por el malestar del vestuario) no han sentado nada bien en una caseta caracterizada por la amistad y el buen ambiente reinante.
Los jugadores le han trasladado este malestar a Urrutia, que en alguna ocasión ha ejercido de mediador con el técnico. Pero desde el escándalo surgido a raíz de la evolución de las obras en las instalaciones de Lezama la comunicación directa entre ambos también se ha roto. La determinación que ha tomado la directiva bilbaína, en cualquier caso, es esperar a que se enfríen todos estos frentes abiertos. Un buen arranque de la temporada puede ayudar a relajar una situación que ahora mismo se antoja más tensa de lo recomendable para la buena marcha del equipo. Pero el plan sigue siendo dejar trabajar al argentino. Su crédito deportivo es extenso. Lo avalan los excelentes resultados del curso anterior. Auque deberá renovarlo en el inicio de la nueva campaña para que los conflictos personales emergentes no den al traste con las ilusiones generadas en su primera temporada.

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