"Todos los jugadores son importantes, pero no iguales", dice Guerrero

Parece que fue ayer cuando Julen Guerrero entraba con fuerza inusitada en la historia del Athletic. Pero este pasado jueves se cumplieron veinte años ya de su sonado debut oficial como rojiblanco. Un 6 de septiembre del mítico año 92 aparecía en escena ante el Cádiz el primer león realmente mediático. Una estrella que traspasó los campos de fútbol transformándose en icono y en un fenómeno de masas. Este cronista puede constatar como en Salamanca en una eliminatoria de Copa las fans pretendían asaltar el hotel de concentración del Athletic a la caza de la 'perla' de Portugalete. Todo un boom que le llevaba a salir hasta en series de televisión de éxito. Pero por encima de todo Julen fue un enorme futbolista y una persona Athletic 100%. Algo, lo del compromiso y el sentimiento, que ahora se discute tanto en Lezama y que en su caso no dejó dudas, Guerrero  vivía "por y para el Athletic", como explica en Deia.

A la espera de renovar o no su contrato como director de Tecnificación del Málaga, Julen recuerda su debut: "Con mucha alegría. Era el  
sueño de mi vida. Entré en el Athletic con tan solo 8 años, y ese era el día más esperado". Aún así no era alguien demasiado ruidoso. "No creo que lo celebrara de una manera especial, en cuanto acabó el partido, ya estaba pensando en el siguiente, tal y como he hecho siempre", rememora. 
El jarrillero encarnaba la alegría del nuevo fútbol que trajo Jupp Heynckes a la capital vizcaína. "Modernizó el fútbol. Fuimos un equipo alegre, divertido, con buen trato al balón, jugando siempre con nuestro estilo, buscando la portería contraria. Era un fútbol que gustaba verlo", afirma.
 
Sin embargo el fulgurante éxito del '8' no le hizo perder la cabeza. Él era un chico tímido y con la cabeza muy bien amueblada. "Todo fue muy rápido, pero lo llevé con naturalidad. Estaba haciendo lo que me gusta, en el equipo que llevas dentro y disfrutando en el campo y fuera de él", señala. Julen siempre se sintió "un privilegiado de haber jugado en el Athletic", por ello no dudó en desoír ofertas mareantes. "Está claro que decidí acabar mi carrera en el Athletic por convicción. El Athletic era lo que siempre deseé y el cariño que siempre me ha dado y me sigue dando toda la afición vale por cualquier cheque, título o lo que sea", resalta convencido.
Lo increíble es como una estrella de su tamaño tuvo un final tan poco acorde en la entidad rojiblanca, algo que le ha dejado huella. "Me sentí impotente. Veía que nunca me iban a dar la oportunidad de jugar a pesar de entrenar a tope y hacer buenas pretemporadas. Cualquiera estaba por encima, bien sea del primer equipo, o incluso del segundo. Todos tenían oportunidades de jugar menos yo. Fue muy duro", explica, aunque incluso hoy día el de Portugalete no quiere líos: "De cierta gente que ha pasado por el club prefiero ni opinar, porque luego pasa lo que pasa".
Una leyenda rojiblanca que se dejó las pastañas por el club y que hoy analiza el adiós, por ejemplo, de Javi Martínez. "Su decisión es respetable, lo mismo hizo para venir al Athletic cuando dejó Osasuna", recuerda. Por contra en el caso Llorente tiene otra opinión: "No creo que el caso de Fernando Llorente sea por dinero. Lo que está claro es que muchos se empeñan en decir que todos somos iguales, y eso no es así. Todos importantes, sí, pero iguales no, y saber gestionar los roles en una plantilla es fundamental si se quieren conseguir logros importantes", lanza.
"Es una decisión difícil para el club, porque si Fernando lo tiene muy claro, perder tanto dinero no sé si tiene mucho sentido, pero todos confiamos en que al final se pueda quedar", analiza Julen, quien "pase lo que pase" en junio, no duda de que "el Athletic saldrá adelante con la afición".