En esta ocasión, el ariete apenas llevaba trece minutos sobre el campo. Habían pasado solo cinco cuando Iturraspe fue expulsado por doble amonestación. Bielsa enseguida hizo llamar a San José, pero le tuvo varios minutos esperando sobre la línea de cal antes de decretar la sustitución. Se lo pensó muy mucho. Y finalmente, ya en el 89, se decidió. Y quitó al 20.
Aduriz abandonó el césped con un evidente gesto de contrariedad. A nadie le gusta vivir este tipo de situaciones. Y se dirigió con rapidez al banquillo, hasta que el míster interceptó su avance. Quiso ser el primero en hablar con él, consolarle y pedirle disculpas. El delantero le devolvió el gesto con un apretón en el brazo en señal de comprensión, por mucho que le hubiera dolido el cambio.
Las numerosas expulsiones que está sufriendo el Athletic este curso explican en parte la proliferación de este tipo de decisiones excepcionales. También es cierto que podía haberse decantado por otro león que llevara desde el principio y, por lo tanto, con más carga en sus piernas. Pero el argentino siempre se guía por su pizarra. "Estábamos cerrando el partido y Aduriz estaba como tercer volante, eso no puede durar mucho tiempo y me pareció que corría demasiado riesgos y metí un volante de contención con los dos extremos. Lo hice con la misma sensación de culpa que con Muniain", explicó.