Arrizabalaga, que se perdió el europeo Sub-20 por esos problemas de espalda, en barbecho desde marzo, se venía entrenando con cierta normalidad e incrementando su carga de trabajo con Iraizoz y Herrerín desde hace algunas semanas. El pasado sábado ocupó ya plaza en el banquillo en el derbi de Zubieta, como preámbulo a su definitiva reaparición. La idea de Ziganda es que se vaya fogueando a base de competición, lo que no quiere decir que Magunazelaia, que felicitó a su compañero, lo que el honra, pase a la reserva. Ambos alternarán la portería los próximos partidos.
“Feliz por jugar después de más de cinco meses, buenísima victoria, seguimos sumando”, lanzaba satisfecho por twitter al término del envite de Lezama ante el River. Según ha podido conocer El Desmarque Bizkaia, Kepa notó el nerviosismo en los compases iniciales y no sintió ningún tipo de molestias en todo el partido, lo que refuerza considerablemente su confianza. Ha soportado muchos dolores y ha palpado la ingratitud del fútbol entre bambalinas. El club de Ibaigane le ha blindado para evitar tentaciones de algún club de campanillas, como el Real Madrid.
En las gradas muchos ojos se clavaron en sus acciones, entre ellos el seleccionador Sub-19, Luis de la Fuente, los directores deportivos del Athletic, Aitor Larrazabal y José Mari Amorrortu, o su compañero Enrik Saborit, también felizmente recuperado de un esguince. Arrizabalaga corroboró ante el Sestao su juego de pie con un pase medido al pie de Guarrotxena de más de 50 metros, que marcó después dos goles, y al cual le dejó sólo ante Etxebarrieta. También se lució con una parada a los pies del central del River Esnaola, dos retrocesos para impedir sendos disparos lejanos de Carrera y Guerrero, amén de tapar su portería con destreza en un par de acometidas de Jito y Álex García. En el gol de Jito, remachando solo en el área pequeña, poco pudo hacer.