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Guillermo debuta y llega para quedarse, como antes Llorente y Azkorra

Joaquín Caparrós no cesaba de preguntar por Guillermo a los entrenadores de las categorías inferiores de Lezama, sobre todo al técnico del Juvenil. Tenía 16 años y al técnico utrerano le tenía enamorado. Caprichos del destino, el ariete debutaba en Primera ante el Levante con el ex míster del Athletic en el banquillo contrario. 

Con Caparrós se entrenaba habitualmente pese a su juventud y era habitual en los amistosos de entre semana y en las concentraciones de pretemporada. “¡Cuánto ha crecido!, exclamó el entrenador andaluz al término del partido, maravillado por la progresión que había experimentado Guillermo Fernández. Ahora le ha llegado su hora con 20 tacos y un año 2013 para enmarcar; más fuerte, más seguro y más goleador. Este curso, en el filial sumaba 6 goles en 8 partidos, pero Guillermo ha llegado para quedarse y más con la lesión de Kike Sola y la pubalgia que arrastra Aduriz.  
El joven canterano, con el dorsal 28 que reserva para su padre y para su tío, saltaba de inicio ante el Levante y pronto corroboró sus características más definidas: la velocidad, la caída a bandas y el “correr detrás del balón”, justo las que destaca Valverde de su pupilo. Un perfil muy distinto al que mostraban en el Bilbao Athletic otros dos delanteros centros que apadrinó e impulsó a Primera concediéndoles la alternativa, como Azkorra, primero, y Llorente, después, en la campaña 2004-5.  
Guillermo dispuso ante el Levante de dos ocasiones en los compases iniciales, en una metiéndose hasta la cocina y casi sin ángulo poniendo a prueba a Navas, y en otra que no pudo conectar la punta de la bota en un chut escorado de Susaeta con Navas batido. En el segundo acto, con 0-1, Valverde cambió el sistema a un 4-4-2 y le puso de pareja a Aduriz. Los dos contribuyeron a empezar a embotellar al Levante antes de que, ya en el minuto 68, Toquero le supliese. Aunque, en la línea del equipo, no se destapó, a Guillermo se le vieron hechuras de futbolista provisto de un andamiaje robustecido en los últimos meses. El chico enclenque con mucha técnica que conoció Caparrós, ha pasado a ser un tipo fuerte y vertical, con mejores movimientos de ruptura, con más gol y con pinta de futbolista elegido para la élite. Es verdad, ha crecido. 

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