En el último partido disputado en San Mamés ante el Rayo Vallecano, el colegiado debutante, el navarro Prieto Iglesias, no enseñó ni una sola tarjeta a los jugadores rojiblancos, botón de muestra de la nobleza que suele destilar el comportamiento de los leones, muy poco amigo del juego subterráneo o las protestas airadas. De hecho, sólo San José y Gurpegi, dos de los habituales zagueros, están en capilla con cuatro cartulinas, mientras que con tres tarjetas amarillas resisten hasta cinco leones: Laporte, Rico, Aduriz, Beñat e Iturraspe. Habrá que comprobar esta tarde en Anoeta en el derbi ante la Real Sociedad si esta constante sigue inalterable.
La peor parte se la han llevado los dos enviados a la caseta antes de de tiempo, Aduriz ante el Levante, por simulación del rival que exageró lo indecible un leve toque del ariete, y Morán en el Vicente Calderón. El único borrón para un Athletic que cabalga en fomentar la pureza de la competición.