"Lo saboreo desde otro lado, como mi primer gol con el Athletic, y ha llegado en El Sadar, hay que quedarse con ese recuerdo", expresa el delantero, deseoso de que "sigan siendo un montón y pueda ayudar al equipo". "Estoy feliz, muy contento", agrega.
Apenas estuvo en el campo seis minutos, más el descuento, tras sustituir a un Aduriz que acababa de firmar un doblete. Fue tiempo suficiente para aprovechar un gran pase de Herrera en boca de gol que significó el 1-5 definitivo. Poco después, esperaba un pase similar en una inmejorable posición desde la derecha, pero su compañero en esta ocasión no lo vio y mandó la pelota a otro sitio.
En la hinchada rojilla hubo división de opiniones a su salida al campo. Algunos aplaudieron, pero tampoco fueron pocos los que le pitaron: "Claro que duele. He estado ocho años currándomelo y metiendo goles aquí, pero hay que seguir trabajando y debo centrarme en los que me quieren, me han aplaudido y a los que doy las gracias".
Los rojiblancos, en cualquier caso, arrollaron a Osasuna con un festín de goles, al estilo de San Mamés. "Hemos dado otra cara fuera de casa, hemos sido controladores del partido, con mucha posesión, llegadas... Se ha visto un Athletic con ambición en un campo tan complicado como El Sadar", celebra.