El pasado 23 de octubre, el consejo de administración que dirige el Alavés anunció unilateralmente la ruptura de las relaciones deportivas e institucionales con el Athletic a través de un comunicado publicado en su web oficial, ante "el silencio de la entidad bilbaína".
El caso se enquista desde que el club vitoriano acusara a Ibaigane de contactar con jugadores de su cantera y clubes convenidos a su espalda. Denunciaba, incluso, "insultos, amenazas y calumnias", en referencia a una misiva enviada por empleados rojiblancos radicados en los clubs convenidos del Athletic en Álava.
En un comunicado anterior se instaba a Josu Urrutia y su junta directiva a desvincularse de esas presuntas acciones ofensivas y a llamar al orden a sus representantes o adelantaban que se verían obligados a romper relaciones, como así fue. Una colaboración ya viciada en las negociaciones de agosto para ceder a Unai Albizua, finalmente abortadas, y que Iñigo Pérez eligiese Mallorca en vez del equipo babazorro. Ahora se retoman unas conversaciones que nunca debieron evaporarse, con vistas a futuras transacciones comunes.