Caparrós se sentó con el papel de las alineaciones del partido en la mano, subrayado en rojo el nombre de Ibai y su número 11. Saludó a la gente que le abordaba y se hizo fotos con el que se lo reclamó. Ya en faena, no le quitó ojo, vibró y gozó del cambio de ritmo del extremo de Santutxu. La decisión estaba tomada, Ibai pasaba el corte.
El entonces entrenador rojiblanco volvía a bucear en Segunda B después de experiencias satisfactorias con Koikili Lertxundi y Toquero, previo paso por Eibar, o antes el caso de Joseba del Olmo, todos fogueados por Las Llanas.
Ibai Gómez se había formado en el Santutxu, en el que militó desde los 5 a los 19 años. Sus 18 goles en el equipo de División de Honor regional le catapultó a una prueba con el Basconia, segundo filial rojiblanco. Le acompañó su compañero y amigo Andoni Lombera, lateral izquierdo que superó la criba. Ibai no terminó de convencer y se enroló en el Sestao River, donde explotó en Segunda B como su máximo goleador.
Con Acción Sport, la empresa que le asesora, se reunieron los responsables de captación de Lezama Fernando Quintanilla e Iñigo Lizarralde, allanando el camino. El chico enclenque al que le costaba ser titular en las inferiores del equipo de Mallona había estirado hasta bordear el 1'80. El Athletic no requirió un desembolso excesivo. Al tratarse de un club convenido, contratarlo para el filial supuso 5.000 euros, que se aumentó a 10.000 al promocionar al primer equipo, que se dobló en el instante de alcanzar los diez partidos en Primera División.
Además del Athletic, dos equipos de Segunda, Recreativo y Celta, enviaron también emisarios a Las Llanas para presenciar en directo a Ibai Gómez ante el Zamora, resuelto con triunfo del equipo verdinegro por 2-0.
El Villarreal estuvo también interesado y la Real Sociedad valoraron su fichaje para sus filiales, pero su destino estaba escrito en el Athletic, donde su padre había sido afamado entrenador. Mitxelo pasaba a ser el padre de Ibai.#IbaiCentenario