Ernesto Valverde volvía a confiar en Óscar de Marcos como lateral derecho, no se sabe muy bien si para dosificar a Iraola en esta segunda vuelta, o porque está preparando al de Laguardia para que se convierta en un 2 permanente en el futuro a medio plazo, cuando el guipuzcoano cuelgue las botas. Lo cierto es que De Marcos, un auténtico multiusos, asumía el reto por quinta vez este temporada, lo que está dejando de ser ya una mera anécdota.
En el tramo final, con el 0-0 campeando en el luminoso del estadio celeste, y pese a que en la banda se encontraban calentando dos jugadores con rol de centrocampistas con Morán, en mayor medida, y San José, en su doble papel, el técnico de Viandar de la Vera tiraba de galones e insertaba al internacional rojiblanco en la posición de Ander Herrera. No hubo demasiado terreno para expresarse, pero seguro que Iraola se acordaba de su época de juvenil y en el Bilbao Athletic, en las que se movía por ese territorio a sus anchas. O más próximo en el tiempo, cuando Mané, ya en la élite, castigado por las lesiones, alineaba en el doble pivote a Murillo e Iraola, con un rendimiento alto del 15 rojiblanco. Valverde la lo había hecho antes. En Vigo se repitió la historia.