El Espanyol, Undiano y un desnortado Athletic son demasiado hasta para San Mamés
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Valverde: "A veces perder un partido viene bien para ver que esto es difícil"
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Asís Martín IIIEstá visto que el Espanyol y Undiano Mallenco, dos gafes juntos, son demasiado para un flojo Athletic. Los periquitos han roto la imbatibilidad en Liga de San Mamés al imponerse en un feo partido (1-2) con goles de Sergio García y Colotto. El tanto de Gurpegui, en la tarde de su reivindicación desde la grada, no pudo compensar el mal juego de los de Valverde, que echaron demasiado de menos al sancionado Iturraspe. Aduriz, expulsado, se pierde el partido del Villamarín del próximo domingo.
Se ha perdido una oportunidad pintiparada con la derrota del Villarreal de abrir brecha por la cuarta plaza, pero es justo decir que los bilbaínos no andan finos. Jugaron mal en Balaídos y este domingo en el primer tiempo han estado desacertadísimos ante uno de los contrincantes que peor se le dan.
Más allá además de que el trencilla navarro sea desquiciante y estadísticamente mortal para los rojiblancos, lo cierto es que la autocrítica ha de primar en Lezama. Hoy Stuani y Sergio García, junto a un gran Kiko Casilla han dado demasiados problemas a unos leones que rara vez se han sentido a gusto.
La ausencia del sancionado Iturraspe fue ocupada de inicio de forma desafortunada por Mikel San José y luego por Erik Morán, mientras que el verdadero cambio del día fue la sexta titularidad de Ibai, que suma 8 goles, por un Iker Muniain demasiado irregular y a la espera aún de sentarse a hablar sobre su futuro. No hubo remontada esta vez.
Una pesadilla con coleta
Sergio García ha sido siempre un jugador que ha llevado puesta con merecimiento la etiqueta de infravalorado. El que fuera delantero internacional, con familia en Sestao por cierto, llegó disfrazado de pesadilla con coleta a Bilbao. Ya probaba a Iraizoz a los tres minutos con un latigazo desde fuera del área que obligó a volar al navarro. Y a los seis le batía por raso tras un cortocircuito entre Gurpegui y Laporte, que le vieron pasar ante sus narices sin hacer nada.
Ese fue el 'e-mail' que mandaban los del Vasco Aguirre, que ya habían avisado en los previos que venían a pelearlo todo y a ser un visitante incómodo. Pues se quedaron cortos... ¡vaya primera parte que se ha tragado la parroquia!
Sufrían los leones como perros para sacar la pelota jugada ante un Espanyol que salió tan presionante como el Celta una semana antes. A Rico y San José no se les puede pedir las características de Iturraspe, por lo que David López, Abraham y los dos extremos apretaban de lo lindo cada arranque rojiblanco con una gran reducción de espacios. El efecto fue brutal.
Iba tan mal la cosa que la mejor noticia en mucho rato fue la ovación a Gurpegui en el minuto 18, el número de su camiseta, como desagravio al gran capitán por la indignante campaña de acoso e insulto que padece. Los periquitos no paraban de llegar, y los nervios empezaron a pasar factura, por ejemplo con una salida a por uvas de Gorka digna de sus primeras jornadas de Liga, pero no de la 24ª y de la temporada que lleva el meta de Ansoain.
Con un juego menos elaborado de lo habitual el Athletic pudo acercarse a duras penas a balón parado y a través de un fútbol únicamente directo. Y pudo dar su rendimiento. Aduriz, por ejemplo, pegó un poste al rematar en el 25' un centro medido de Susaeta. Lástima, porque el cabezazo era imparable para un Kiko Casilla que se iba a lucir sin embargo poco después en una acción muy similar de Mikel Rico. Pero por parte vasca lo cierto es que no dio para más.
Fue un primer tiempo doloroso y con cierta dentera, tanta como ver a Mickey Rourke clavarse grapas a pelo por todo el cuerpo en 'El luchador'. Esa es la sensación que dejaba por ejemplo el palo del uruguayo Stuani en el 28' en una espectacular combinación de banda a banda que bien pudiera haber sido la mortaja para un equipo desconocido en San Mamés. Si es que el Espanyol era hoy el que parecía el Athletic.
Estaba tan descordinado el equipo de Valverde que ni la presión, una de sus banderas, era precisa con lo que los catalanes se fueron al descanso con el marcador en franquía por 0-1, y además con la clara conciencia de haber sido muy superiores a los vizcaínos. Echarle la culpa de todo a Undiano era lo fácil. Pero no cuela.
Valverde mueve el banquillo en el intermedio
El técnico de Viandar inició el segundo tiempo con Erik Morán tomando la manija, mientras que San José, absolutamente desaparecido en los primeros 45 minutos, ocupaba el puesto de central de un Laporte que ya había estado entre algodones toda la semana debido a una sobrecarga en Vigo.
El efecto fue instantáneo dando paso a un once más intenso y activo que se puso desde el pitido inicial a tratar de embotellar a los blanquiazules en busca del empate.
Pero eso no quiere decir que hiciera temblar las sólidas columnas de los de Aguirre, salvo a balón parado. Y de esa forma iba a tener que llegar la igualada con una falta lateral que Ibai servía y quién si no en su día... Carlos Gurpegui... remachaba a la red de Casilla haciendo su primer tanto del presente curso.
Ni en un guión de cine salía tan afinada la cábala, pero está visto que hay días que uno no está para nada. Un saque de córner que dio en la rodilla de Colotto se introdujo mansamente en la portería de Gorka provocando algo parecido a una depresión colectiva visto lo que había costado igualar la contienda. Un gol de una mala suerte increíble, digno de una maldición como las de 'La profecía', justo cuando mejor estaba jugando el Athletic llegaba el mazazo.
Con De Marcos y con Muniain, que cumplía su partido 200, afrontó el conjunto bilbaíno el último cuarto de hora ante un rival ya descaradamente aculado junto a su área siempre bien defendida por el gigantón Casilla. El meta catalán sacaba sus tentáculos ante el bombardeo de los leones que con las lógicas prisas no lograban habilitar una ocasión verdaderamente clara, cuando de hecho Pizzi en una falta directa o Stuani en una contra despejada a una mano por Iraizoz, no anduvieron lejos de poner la puntilla para los de Cornellá con una tercera diana.
Con el árbitro concentrando, en ocasiones con razón, el cabreo de jugadores y público los minutos fueron cayendo mientras Aduriz se fue a la calle por doble amonestación terminando con las esperanzas de poder aprovechar la derrota del Villarreal. Al menos los del Txingurri acabaron incluso atacando con uno menos pero no hubo nada que hacer ni con Iraizoz de ariete. Esperemos que en el Villamarín se muestre una mejor imagen ante el colista y, sobre todo, que vuelvan los buenos resultados.