Hasta la noche lluviosa le daba un empaque cuasi europeo al trascendental encuentro que acogía La Catedral. Lástima que no todo el mundo lo entendiera así, porque la grada estaba bien lejos de completar una entrada acorde con la importancia de la cita. Da igual que jarreara o lo 'echen' en abierto. Al final no es algo que importara a los protagonistas que salieron bien conscientes de lo que había en juego.
Los nazarís, querían parecer muy serios, y de hecho Fatau ya vio amarilla por un buen garrotazo en medio campo a Rico antes del primer minuto. Pero el Athletic, macho alfa dominante, no estaba para bromas y aplicó el rodillo. En su primera apertura a la banda derecha ya fue capaz de abrir el marcador con un certero testarazo de Aritz Aduriz. Su séptimo gol y el decimosexto del equipo de cabeza en esta Liga, un lujazo.
Con el baile abierto ahora tocaba sacarle brillo a la partitura. Toca que te toca los bilbaínos andaban locos por abrir huecos, y no los conseguían por la izquierda pero sí en el otro flanco, disfrazándose Iraola de rey del catering, venga a servir pases al corazón del área andaluza.
Aunque no fue por esa vía, sino a través de un robo de Susaeta como iba a llegar el golazo de la jornada. Un obús desde fuera del área del retornado Aduriz machacaba la escuadra de Roberto para convertirse en el 2-0. Un chicharro de pañuelos que mañana dará la vuelta al mundo para satisfacción de la máquina registradora de Javier Tebas.
Lucas Alcaraz vio venir pronto su quinta derrota consecutiva lejos de Los Cármenes y no se cortó un pelo retirando al joven Fatau en el minuto 22, confirmando así que al chaval le venía grande la pelea en la sala de máquinas con los Iturraspe y cia. Mucho toro es eso, ya que la alta presión rojiblanca es un muro, que se lo pregunten a Ancelotti y al Real Madrid tras pasar por San Mamés y por el chollo de Gelsenkirchen.
Ampliamente superado el Granada, que no chutó y solo se dejó ver en alguna jugada individual de El-Arabi o con la elegante potencia de las arrancadas de Nyom, hubo de conformarse con que el estropicio no llegara a mayores.
La segunda mitad, con nada que defender por parte granadina, iba a traer acompañada una mayor verticalidad en ambas escuadras. Lo que se tradujo en mayor campo aprovechable para los vizcaínos, que estuvieron a punto de hacer el tercero a través de Susaeta, pero Recio le ganó la acción sobre la mismísima raya de gol.
Herrera, con un amago de vaselina, también tuvo una buena opción o Muniain con dos remates acrobáticos, pero el Athletic tuvo que conceder que la salida de Riki le iba a dar vida a los suyos que poco a poco empezaron a achuchar y a acercarse a un Iraizoz que hasta los 50 minutos había estado de miranda de Ebro. El partido se animaba y los bilbaínos no le perdieron la cara sucediéndose las llegadas y los disparos hasta que en el 72 llegaba el penalti al omnipresente Aduriz que le costaba la expulsión a Mainz y el hat-trick del donostiarra. Su transformación fue de libro y similar a la de Bart en el Villamarín.
El cuarto de la noche iba a ser obra de Carlos Gurpegui tras aprovechar un despeje de Roberto para marcar desde el semicírculo un difícil gol con la zurda que levantó cánticos de 'Gurpe, Gurpe' a un afición que ya estaba en plena fiesta. Así Valverde dio vida a la participación de Oscar de Marcos, que casi moja en su primer balón, a Saborit al que premiaba por su labor en los entrenamientos en una temporada difícil para él, y a Guille, para conceder de paso la gran ovación a un Aduriz hoy en estado de gracia.
El chaval de Arrigorriaga tuvo tiempo para marcar, pero su tanto fue justamente anulado por el trencilla catalán por claro fuera de juego. No se alteraría el marcador, pese a los intentos de Muniain, tras un partido para disfrutar pese al mal tiempo, y que permite encarar con ganas el viaje a Mestalla que no tendrá lugar hasta el domingo 9 de marzo. Hay tiempo de sobra entonces para disfrutar del Athletic y del carnaval.