La reflexión del técnico rojiblanco sobre las quejas de este tipo no le sentaron nada bien. "Creo que en la vida se puede opinar, hay libertad de expresión, hubiera sido más elegante de su parte si hubiera hablado en primera personal del plural, pero yo no tengo el atrevimiento de decir que otros hacen el ridículo opinando", agrega.
A pesar de su propósito de no darle el gusto a Txingurri con otra protesta, no pudo reprimir una nueva queja implícita a los arbitrajes en los dos partidos ante los leones: "Hemos jugado 180 minutos, 75 de ellos con diez jugadores".
El Villarreal, a su juicio, fue superior en igualdad numérica. De hecho, se enorgulleció de que "con once, el rival casi no ha existido", pero "ha llegado esa disputa aérea en el centro del campo y... bueno, nos quedamos con diez". Dejó en el aire su impresión sobre la amarilla, escudándose en que no se veía bien desde su posición. Del penalti, en cambio, admitió que "no se puede despejar con la mano".