El Athletic noquea al Sevilla y amarra la Champions

Tratando de aislarse de la zapatilla que daban Iborra, Diogo y cía., el ariete donostiarra quiso buscar el segundo a la media hora con un cabezazo que se le fue arriba. O en el 40' de espuela en un gran escorzo, de esos que nos empieza a acostumbrar tras su chilena ante el Barça. Pero no era sencillo llegar arriba, e incluso darle cierto ritmo al juego ante un rival rocoso, que se estiraba poco pero con peligro, como cuando Gorka tuvo que echarse a los pies del habilidoso Gameiro, que junto a Diogo se desplegaba con velocidad si Bacca les abría espacios.
Bastante éxito fue irse al descanso con la sexta diana de esta Liga para Susaeta contando el momentazo del Sevilla, pese a jugar el jueves, y teniendo en cuenta que a Muniain le habían dejado al 50% a base de tarascadas. Las cuatro tarjetas que vieron los visitantes, apuntando que pudo haber más, dejan bastante claro lo visto en un brioso primer tiempo con más intensidad que ocasiones de gol y en el que los leones han sido superiores con un 70% de posesión.
Muniain resuelve el combate
Lógicamente la segunda parte trajo un arreón inicial del equipo que iba por debajo en el marcador, brujuleando con Bacca, pero que iba a ser contestado con un sopapo de verdad. Un gran rondo salvando la presión de los puntas se cerraba con una magnífica apertura de Iturraspe para Iraola que se la ponía a Muniain en el 53' para que 'Bart' vengara la leña recibida con su sexto gol de la campaña. Dos goles tempranos habían soterrado las esperanzas de Champions para los de Emery. ¡Pim pam!
Visto lo visto el mister de Hondarribia introducía vacuna doble con la salida de Rakitic y de Vitolo de golpe en busca de una reacción positiva de sus hombres. De hecho el croata ya tuvo una nada más salir, pero afortunadamente se resbaló a la hora de empalar el esférico. Pero la autoexpulsión de Diogo, que vio una absurda segunda amarilla en el 72' por decirle al árbitro si estaba loco (sic), fue el preludio del fin de la película. Cuando se acababa de despedir Iraola le ponía otra asistencia a Ander Herrera para que el bilbaíno se sumara a la fiesta con el tercero de la tarde. Un certero cabezazo entrando con todo, en plan Urzaiz, para hacer su cuarto tanto en esta Liga.
Gameiro lograría recortar distancias con un derechazo a diez minutos del final generando algo de incertidumbre, lógica, mientras se veían balones colgados pese a la inferioridad númerica que padecían los hispalenses. Pero no fue para tanto como para impedir premiar a Toquero, en su partido 200 como león, y a Erik Morán con unos minutos sobre el césped para conceder un gran apaluso de paso a Aduriz, que ¡noticia! hoy no mojó, y a Rico.
Con eso se puso punto y final a una gran tarde, de las muchas que hay por vivir en este excepcional campo, y que tan solo tuvo el triste lunar del apedreamiento del autobús del Sevilla. Algo deplorable. Pero lo suyo es pensar en Vallecas y en concluír cuanto antes la deseada vuelta a la Liga del 'starball' 16 años después.