No hacía frío en Bilbao, pero hay que agradecer que pese al siestón vivído el campo lucía tremendo con las 35.000 bufandas rojiblancas repartidas por una firma en su estrategia 'ovejuna'. Y también quedó claro que Ion Ansotegi no estuvo certero al declarar que la Real tiene más calidad, porque jugando, como mucho, al tran-tran los vizcaínos tuvieron las mejores ocasiones del partido.
Tras mirar con aprobación ese fondo que va subiendo cada día hasta la extinción definitiva de la lona, y ver el agradecimiento de la plantilla -vía pancarta- a la afición, se definieron los roles en apenas minutos. El Athletic -en teoría- tocaba y presionaba arriba, mientras que los guipuzcoanos apostaban por la contra y la velocidad de sus puntas. A lo que añadía un plus de necesidad.
Su tensión competitiva era muy superior por lo que enseguida dio varios sustos por medio de Carlos Vela y forzó algunos córners ante unos leones pasivos como los de un zoo, tal vez hasta dormidos además por jugar por fin un domingo a una hora 'reglamentaria'. Así a bote pronto les costó casi 14 minutos chutar, con un tiro flojo de Mikel Rico, que por cierto llevaba bastantes jornadas sin acercarse por el área rival.
La grada pedía un poco más a sus héroes, una vuelta de tuerca para que se pasara del modo pachanga al derbi en estado puro, y su aliento iba a ser el que hiciera puntualmente de despertador. Herrera y Muniain se pusieron a ello, abriendo el campo por las alas generando nuevas ocasiones, en este caso para Mikel San José, y otra de Ander, pasando a detentar un dominio más claro del encuentro.
Pero era una película que en su primera media hora discurría sin llegar a enganchar. El ritmo era pastoso, salvado por chispazos muy contados, como cuando sale y pía el reloj de cuco.
Así fue cuando los visitantes con escaso esfuerzo casi abren el marcador en una falta lateral que Iraizoz tuvo que solventar con una doble intervención ante la pasividad de su defensa. Claro que peor fue la cara que se nos quedó con la que falló Toquero en el 37', cuando Susaeta le regaló su primer gol en Liga en más de dos años e incomprensiblemente el de Ariznabarra, que no se sabe donde empezará el próximo curso, último de contrato, la echó fuera.
No hubo forma de ver goles a la hora de ir al descanso en un acto que tuvo su mejor espectáculo en la grada que no en el césped. A la vuelta los txuriurdines volvieron a enfundarse el buzo de equipo que se juega algo, y estuvieron en un tris de castigar una tonta pérdida de Muniain. Le llegó tanto la bronca de Valverde desde la banda que al instante Bart iba a anotar el 1-0 con un tirazo que incluyó además un robo y un caño en su cuenta individual. Fue su séptimo tanto del curso elevando aún más su plusmarca personal.
Entrando el choque en su momento más entretenido a Del Cerro Grande le dio por anular un gol absolutamente legal de Aymeric Laporte por una falta 'en ataque' que sólo existió en la imaginación del trencilla madrileño. Su empujón debió ser impelido con la fuerza mental, como los jedis levantan naves o como Uri Geller doblaba cucharillas. De traca. Fue de lo poco más que daba de sí la cosa, salvo el susto de Susaeta que se tuvo que ir entre dolores en el hombro izquierdo para permitir la entrada de Albizua, o un remate de Griezmann de cabeza que atajaba Gorka y fue la última ocasión de la tarde. Así acabó la cosa, en empate. Ya sólo queda la visita al estadio de los Juegos del Mediterráneo de Almería el próximo domingo (18:00) para dar por zanjada una campaña maravillosa.