El Athletic llega a los 70 puntos sin hacer sangre en Almería (0-0)

Asís Martín IIIEl Almería necesitaba un punto para certificar su permanencia en Primera y el Athletic, cariñoso, estuvo por la labor... e incluso el árbitro catalán que se comió un penalti tamaño 'Godzilla' por mano de un defensa andaluz. Un final de pachanga dentro de una campaña tremenda de los de Valverde que han logrado alcanzar hoy los deseados 70 puntos. El choque tuvo un descanso de 35 minutos tras la caída de una valla en el Sadar que provocó 20 heridos (no graves) y el parón del resto de encuentros de la jornada para equilibrar los horarios. De traca.

Le daba su tono al partido el mismo once del Txingurri, quien repartió minutos a los menos habituales como premio conjunto a un año triunfal. Los Herrerín, Etxeita, De Marcos, Beñat, Erik Morán o Guillermo tomaban el sitio de los titulares más acostumbrados a estar en la pizarra como Iraizoz, San José, Iraola o Ander Herrera; amén de sumarse a ellos las sabidas ausencias del operado Aduriz y del 'mundialista' Iturraspe.
Lo jorobado era el papel que le tocaba a los hoy azulones. Ser el malo en Almería o en Iruñea, donde por una vez la gente ponía más velas a la amatxo de Begoña que a San Fermín en busca de una victoria bilbaína a centenares de kilómetros. No es que haya que hablar de 'biscotto', que dicen los italianos, pero en el Juegos del Mediterráneo todo el mundo se lo tomó, salvo en los últimos cinco minutos, con mucha calma. Pero mucha. Sólo faltó un concierto de hippsters 'buenrrollistas'. Give peace a chance.

Y es que no había mucho que rascar en el terreno andaluz la verdad. Tener los deberes hechos suele conducir al inevitable relax, a esforzarse lo justo y en este preciso caso a no meter en líos a un anfitrión amable que quería todo menos aventuras. Daba igual que el Almería hubiera perdido sus 5 últimos partidos ante el Athletic (dos en 2009-10, dos en 2010-11 y 6-1 en esta Liga), lo de hoy era otra cosa. El programa introducido en el ordenador era el de 'no hacer sangre'.
Los riesgos estaban todos en la ficha clínica del anfitrión. Su lucha era a vida o muerte. Tal vez por eso a Fran Vélez le dio un pequeño mareo a los dos minutos de juego y tuvo que irse directamente a la ducha totalmente groggy.
Y la verdad es que será por aquello de jugar sin presión pero a los vizcaínos no les costó demasiado irle cogiendo la makila de mando al partido, marcando un rotundo 25-75% en posesión a la espera de que una de las galopadas de Guillermo recibiera un balón en condiciones. Sin Iturraspe y Herrera lo que pasa es que eso ya no es tan sencillo. Con lo que fueron pasando los minutos a la sopa boba sin ocasiones que llevarse a la boca, ni palpar tampoco el menor atisbo de verticalidad.
Un tran-tran ralentizado que a ambos equipos les venía que ni pintado. En el minuto 25 nada menos el joven punta de Arrigorriaga fue el primero que se animó a chutar en todo el partido y a provocar un córner que sirvió para dar algo de salsilla a una tarde de relax, a la que a ratos solo le faltó el jacuzzi. ¡Si es que ni las faltas directas sobrepasaban las barreras!
Los porteros solo estaban para dar continuidad a las cesiones o sacar de portería en las contadas situaciones en las que un balón rondó el área. No nos engañemos. Casi todo el mundo estaba más pendiente vía radio, móvil, etc... de los sucesos del Sadar que del propio partido de Almería. Tan solo una semivolea de Laporte en un balón parado en el 42' pudo considerarse en realidad ocasión clara de gol en todo el primer tiempo. Se fue fuera por poco.
Ante la decisión de la LFP de decretar una duración de 35 minutos para el entreacto, el megadescanso dio tiempo a cambiar el bocata por la cena de plato. Sea como fuera el encuentro se reanudó sin cambios, ni de caras ni de pulsaciones.
Tan solo Aymeric parecía belicoso, tal vez por no ir en la lista de Deschamps a Brasil, porque hizo varias salidas regateando hasta área rival o le montó un cirio al linier por una faltita que no vino para nada a cuento y le costó la cuarta amarilla a los de Valverde. Estrada Fernández que las sacó bien, se coló sin embargo con un escandaloso penalti por mano en el área local. Se ve que no era el día de pitar penas máximas.
Herrera, San José e Iraola tuvieron su ración de minutos antes de soplar las velas, pasando De Marcos a la izquierda, mientras Beñat disparaba la única que tuvo con un desvío de 8 metros siendo terriblemente generoso... o 'Sanjo' hecho a las nubes un balón que le cayó estando solo, encima el linier le pitó un fuera de juego que no era.
Tan solo la tibia de Etxeita con un golpe, y la cara del tatuado Iago Herrerín pareció pasar peligro en un choque fortuito a falta de diez minutos para acabar la Liga que estuvo cerca de mandarle al dentista. El meta de Basurto celebró salvar sus muelas con una gran acción ante Rodri en el 85' en la que demostraba sus grandes reflejos. El punta tuvo las dos mejores ocasiones del partido para acabar con el nervio local cuando el Athletic parecía que se había echado definitivamente a la bartola. Para compensar Guille estrelló en el 90' otro tiro a bocajarro en el pecho de Esteban, próximo portero del Real Oviedo en competencia con el bilbaíno Gorka Magunazelaia. Se salvó el Almería, Osasuna, Valladolid y Betis se van al pozo, y el Athletic ya puede pensar en veranear, en negociar con Muniain y en el bombo de la Previa de Champions. A disfrutarlo.