"Lo que tengo aquí no lo cambio por nada, porque sé todo lo que me ha costado llegar. Son muchos años de preparación en los que me tuve que marchar con la sensación de que no iba a volver nunca. Y lo he conseguido", celebra en una entrevita a Marca, antes de agregar una anéctoda más que ilustrativa: "El día que Atlético y Athletic jugaron la final de la Europa League -mayo de 2012- yo estaba en el filial del Atlético y casi voy al entrenamiento con la camiseta del Athletic, porque ya había firmado para el año siguiente".
Su primer año en el primer equipo bilbaíno ha coincidido con la mejor versión de Iraizoz. La competencia que le ha planteado, tanto en los entrenamientos como en los doce partidos oficiales que ha disputado el castreño, seguro que ha tenido que ver. "Sabía a qué venía y quitar el puesto a Gorka es muy complicado. He sumado doce partidos oficiales y lo he llevado como he podido. Ha habido veces que bien, otras con un poquito de bajón, pero tengo que estar contento porque creo que cuando he salido he dado un buen nivel", valora.
Es consciente de que "a la gente igual le queda grabado el fallo que tuve contra el Celta", pero recuerda que "también ha habido buenas cosas". "Por un fallo no creo que tenga que cambiar mi estilo de juego. Después de eso hablé con Biurrun, que además de mi representante fue portero, con Iribar y con Aitor Iru, que es el entrenador de porteros de la plantilla. Todos me dijeron que tenía personalidad y que tengo que tomar decisiones. También hablé con el míster (Valverde) y él sí me dijo que tenía que medir más", refleja el guardameta, quien añade que "a partir de ahí he ido sintiéndome más a gusto".