Un desenlace que cumple las expectativas temidas de antemano por algunas personas implicadas en el proceso, quienes veían el listón muy alto y los movimientos 'antirreforma' muy agilizados en los días previos. De hecho gran parte de los 12 socios intervinientes en el estrado pidieron de forma rotunda el 'no'. Puntos como el voto telemático y la universalización de la asamblea estaban en pleno debate, así como los procedimientos para ser compromisario, o para presentar candidaturas, mociones de censura, etc...
Tras este resultado siguen siendo válidos los estatutos actualmente vigentes y lo cierto es que a priori lo serán por mucho tiempo. Porque tras las claras derrotas en las urnas de las directivas de Fernando García Macua (2011) y Josu Urrutia (2014), no habrá muchas juntas dispuestas a volver a abrir este melón tan explosivo. Por su parte, la Comisión Redactora, encabezada por Josu Urrutia, en calidad de presidente del club, junto a dos socios elegidos por la asamblea, Gontzal Sever y Javier Cano, y otros dos miembros nombrados por el club, la exdirectiva Mónica Durango y el notario Vicente Arenal, cesa en su mandato al vencer este, pues tan solo estaban nombrados 'hasta fin de obra'. Ellos han sido los encargados de elaborar un texto de 71 artículos, 20 menos que el actual vigente desde 1999, repartidos en nueve títulos, que se ha quedado al final en papel mojado.
Durante su intervención inicial Josu Urrutia destacaba el "espacio dado a la Comisión, más autónomo, libre e independiente", en comparación con el que él mismo tuvo como redactor en la época de García Macua. Además quiso remarcar que lo hizo porque "entendía que la Junta ya estaba suficientemente representada para así disipar dudas de si la Junta quisiera marcar o imponer determinadas cuestiones".
Por su lado, Vicente Arenal, llevando el peso de la presentación durante una hora, avanzó que "no queremos tiburones ni paracaidistas" y que los cinco principios que habían guiado la redacción eran "reforzar la condición de socio, facilitar su participación en la vida del Club, modernizar y actualizar las normas, simplificar los procesos", y detalle importante, "introducir la referencia al estilo y la filosofía del Athletic mantenida desde su fundación en 1898".
En cuanto a los intervinientes de la masa social no hubo casi fisuras. Su discurso fue mayoritariamente crítico y salvo unos pocos casi siempre solicitante del 'no'. Por orden, Roberto Salcines creía que el "proyecto no está a la altura", y pedía "la participación de todos los socios mediante la tecnología". Jon Bañales señalaba sus dudas sobre el artículo 24, el de la elección de los Compromisarios. Xabier Ruiz abría otro 'partido' al considerar que los 8.790 socios barria podrían "llegar a impugnar las elecciones ya que no se les considera socios". Andoni Sanz, de Athletic Eup!, acusaba a la Comisión de "ser juez y parte", de "no permitir votar por bloques", a la vez que demandaba a la Junta una "democracia más participativa como habían prometido en su programa electoral", porque si no "se van a perpetuar los vicios y las castas que todas las Junta heredan".
Fernando San Martín percibía "lagunas", y no veía "que se mejore la participación de los socios". César García, de Athletic Eup!, hablaba de "haber sufrido una frustración a la hora de presentarles propuestas" y se centraba en el sistema de elección de compromisarios y en el sistema electoral. Les acusaba a los redactores de "crear un sistema basado en el toque de corneta y no en la participación de todos".
Batxu Azkarate, el único no aplaudido desde el atrio por cierto, rompía la tónica del resto apuntando que "me vale la propuesta y es una buena herramienta". Lo mismo que Pablo Eguskiza, que se desligaba desde el estrado de Athletic Eup, y pedía el 'sí' porque "estos estatutos son mejores, más participativos y dejan trabajar a la que vez que controlan a la Junta", aducía, mientras tiraba de ironía contra los sectores críticos certificando en el escenario la defunción del proyecto inicial del colectivo Athletic Eup!.
Cerraban Eneko Zarraoa quien detectaba discordancias entre el texto en euskara y en castellano en algún punto del texto, mientras que Juan Gondra se quejaba de que "unos estatutos mejores y actualizados no se aprueban ni en un año de bonanza. Entiendo que aquí se han dicho muchas utopías como la asamblea universal". Da igual, con lo de reformar los estatutos está visto que no hay manera.
Que pena.Que tendra el poder que algunos se agarran a el como a un clavo ardiendo