El volante cedido del Athletic obligó a agudizar el ingenio entre líneas deslizando que tuvo una “demostración de jerarquía, de pases con criterio…No es casualidad que los mejores veinte minutos de fútbol del equipo aragonés en lo que va de temporada coincidieran con los mejores veinte minutos de Ruiz de Galarreta. Es más, no es ni casualidad ni coincidencia, sino más bien consecuencia, efecto de una causa”. En el Periódico de Aragón avalan su adquisición, por la que luchó el club maño todo el verano, adelantándose a Numancia, Lugo, Ponferradina y Mallorca: “Para esto precisamente fichó el Real Zaragoza, para tener un jugador a través del que crear juego, para poner criterio, para que mande la pelota, para jugar a fútbol, en definitiva”. Y sobre el futbolista, describe con todo tipo de alardes: “Menudo, tierno en apariencia, lo sabe, lo acepta y lo ejecuta cuando puede. No se esconde, se ofrece y busca siempre la mejor opción. Por eso ha caído de pie en La Romareda”. Ante el Llangostera se salió: “Cada vez que el balón pasaba por los pies de Galarreta salía no solo hacia otro jugador con la misma camiseta, lo que para el zaragocismo es ya casi novedoso, sino que lo hacía consiguiendo una ventaja, alargando la posesión o acercándose con peligro al área rival”. Un portento.