No. No sean mal pensados, Saeed Alanazi no lloró por lo mal que jugó el Athletic ante el Eibar, sino por cumplir su sueño de venir a Bilbao, a San Mamés y de poder darse un abrazo con algunos leones como Carlos Gurpegui, Aduriz, Iraola, De Marcos o Balenziaga tras un viaje eterno por medio planeta.
Él reconoce que se hizo seguidor del club rojiblanco desde el año 2003, cuando contaba con 16 primaveras, y ahí sigue animando al pie del cañón. ¡Si hasta le ha puesto a su hijo de nombre Andoni!