Lo cierto es que las fórmulas se van sucediendo y Valverde no termina con dar con la tecla en el sustituto idóneo de Ander Herrera. La fuga del ex del Zaragoza al Manchester United, a cambio de 36 millones, está haciendo pupa. Ante el equipo bielorruso se empezó de la misma forma que en Vallecas ante el Rayo Vallecano, donde en la primera parte Beñat algo más atrasado dejeba la medipunta a Mikel Rico, con más presión a la defensa contraria y con libertad para poder pisar área. Después de una primera mitad más que aseada, incluso notable, en la segunda se diluyeron, con el resto del equipo. Frente al Eibar, cuando se intuía que Valverde perseveraría en esta vía, colocó a Borja Viguera por detrás de Aduriz. El delantero riojano, voluntarioso, no terminó de rendir como el técnico pretende.
Ya en Bielorrusia Valverde recuperó a Beñat para la causa. Pero el BATE atornilló a los rojiblancos y oscureció de nuevo a la figura del mediapunta, fundamental en el triángulo de creación del esquema preferido por el técnico de Viandar de la Vera. Ante esta contrariedad, Valverde rectificó en la segunda mitad y sacó en esa posición a De Marcos, lateral derecho que alterna con Iraola, pero multiusos desde que fichara desde el Alavés en la época de Caparrós. Muniain se escoraba a la izquierda y Susaeta entraba por la derecha. Pero no había manera. En los compases finales, con el 2-1 que no eran capaces de enmendar, Toquero debutaba en Champions y se situaba entre líneas, como posible revulsivo, para pasar a ser el dúo atacante con Aduriz. Con el vitoriano, que le echó arrestos a la empresa y disparó dos veces a puerta, se elevan a ocho los jugadores que desfilan para abrochar el centro del campo y echar un cable a la delantera. Unai López se quedó en la grada, Aketxe sigue en cocheras.
¿qué pasa con Iñigo Ruíz de Galarreta?, ¿cómo lo está haciendo en Zaragoza?