Beñat asume galones y Williams imprime verticalidad

El binomio Beñat Etxebarria-Iñaki Williams se entendió desde el minuto dos, cuando el volnate lanzó raso y duro probando los reflejos de Domenech y el delantero recogió el rechace aunque el balón salió desviado. La maniobrabilidad de ambos fue creciendo conforme avanzaba el envite ante el Valencia, con el de Igorre asumiendo galones y el ariete dotando de velocidad, sentido y chispa el Athletic Club, primero escorado a la banda izquierda y acabando en la derecha.

El crecimiento de Beñat en el esquema de Valverde se ha terminado de asentar. Quizás ensombrecido por la potencia de Raúl García arriba y los goles de Aduriz, la aportación del 7 rojiblanco nose pondera lo suficiente. Pero desde que mediada la pasada temporada el míster le retrasara algunos metros, con San José de escoba y él de organizador y enlace con la línea de vanguardia, es otro Beñat. Además de su visión de juego se ha aplicado en defensa: barre balones, cae a banda y trabaja a detajo en la presión. Ante el Valencia, después de ganar la partida en la medular frente a tres toros como Parejo, Fuego y André Gómez, se asomó con costancia en el balón del área contraria y propició el tercer gol de Aduriz tras robar un balón en el círculo central. Qué decir de Williams. Recuperado para la titularidad después de regresar en los últimos minutos en Anoeta y saltar en el segundo acto en Holanda, ante el equipo ché se desdobló, remató en cuanto pudo sin pensárselo dos veces, galopó a su antojo como si llevase toda la vida en Primera y hasta protestó a Estrada defendiendo lo que consideraba justo. Aporta frescura y verticalidad al ataque, sobre todo por la derecha, donde se encuentra más cómodo y fue un incordio constante para el Valencia. Cuando perdió fuelle, normal después de más de un mes en talleres con sus músculos isquiosurales robustecíendose, fue sustituído por Sabin Merino y la parroquia de San Mamés le volvió a vitorear eso de ¡Iñaki, Iñaki!. Ha nacido una estrella.