Atlético de Madrid y Athletic Club de Bilbao reeditarán este domingo en el Vicente Calderón uno de los clásicos de la Liga, un duelo entre dos grandes repleto de anécdotas y hechos curiosos, como la picardía de Joao Leiva Campo 'Leivinha' al mítico José Ángel Iribar que tuvo lugar el 15 de febrero de 1976.
Había fichado el Atlético al comienzo de ese curso (1975-76) a dos brasileños, Pereira y Leivinha, que dejaron un poso imborrable en el club madrileño. Dos de los mejores extranjeros de su historia que se transformaron, tras la retirada, en leyendas. Leivinha era un delantero de lujo, con un fútbol imponente, como su regate, su 'bicicleta' demoledora, su capacidad goleadora y su excelso remate de cabeza. Todo, con su rubia melena, con la que componía una figura inconfundible. El Atlético, con el que ganó una liga y una copa de España, disfrutó de su juego desde 1975 hasta 1979. Cuando Leivinha llegó a España, José Ángel Iribar llevaba ya trece años como arquero del Athletic Club. El 'Chopo' era y es un símbolo en la institución bilbaína, con la que llegó a jugar más que nadie, con 614 partidos oficiales. Y también forjó su mito con la selección, a la que perteneció como indiscutible desde 1964 hasta 1976. Al portero le cantaban en San Mamés aquello de "Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo, como Iribar no hay ninguno". Una tonadilla que se hizo famosa a partir de 1966 y que ya no cesó durante su longeva carrera con el Athletic (1962-1980), con el que alzó dos Copas y quedó subcampeón de la UEFA de la mano de Koldo Agirre. Fue después de perder la final de Copa de 1966 en el Santiago Bernabéu ante el Zaragoza cuando San Mamés se arrancó a la melodía. A pesar de la derrota (2-0), porque Iribar había hecho un partidazo y salvó a los leones de una goleada. Un año antes, durante los sanfermines, una soberbia actuación de de Santiago Martín, 'el Viti', provocó en los mozos de las cuadrillas una muletilla que rezaba: "El Viti, el Viti, el Viti es cojonudo, como el Viti no hay ninguno". Y los seguidores de Athletic la hicieron suya el día en el que Iribar salió a hombros de Chamartín. El 15 de febrero de 1976 Leivinha e Iribar se vieron las caras en el Vicente Calderón, donde se disputó el partido de la vigésimo segunda jornada de Liga entre Atlético y Athletic. Luis Aragonés, técnico de los madrileños, alineó a Reina, Capón, Eusebio, Pereira, Laguna, Leal, Alberto, Salcedo, Leivinha, Gárate y Ayala; mientras que Rafa Iriondo dispuso por los bilbaínos a Iribar, Lasa, Astrain, Goicoechea, Escalza, Oñaederra, Irureta, Rojo II, Dani, Amorrortu y Vidal. Esa tarde, el brasileño hizo un gol que ninguno de los dos protagonistas olvidará. En el minuto 19, el Atlético saca un córner, Iribar atrapa el balón y espera a que los jugadores abandonen el área para sacar. Reposa la pelota, la bota y la lanza rasa con las manos unos metros adelante para patearla lejos, sin darse cuenta de que Leivinha estaba detrás de él, muy cerca de la línea de fondo. El brasileño avanza, le roba el cuero y lo introduce mansamente en las mallas poniendo el 1-0 en el marcador. Es una diana de pillo, tras la que se excusa ante el rival. "Se distrajo Iribar y le costó un gol al Bilbao (sic)", titula la crónica ABC. "El gol de Leivinha ha sido mala suerte para mí y para el equipo. No me di cuenta de que estaba detrás de mí cuando jugaba la pelota con la mano para sacar, pero ya no valen lamentaciones", dijo el cancerbero de Zarautz tras el encuentro. "Ha sido un gol de suerte, no se suelen marcar goles así, pero yo me di cuenta de que Iribar no me había visto, así que entré cuando el portero soltó la pelota y me la llevé para marcar", comentó el punta rojiblanco. Leivinha anotó también la segunda diana de los suyos en el minuto 66, poco después de haber fallado un penalti. El combate concluyó 2-0 y el Atlético de Madrid sumó dos puntos con los que conservaba el liderato en la tabla por delante de Real Madrid y Barcelona. Pero de esto poco se habló a lo largo de la semana y sí de la travesura de Leivinha, que dejó boquiabierto a Iribar.