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'Primer día de universidad', en memoria de Jose Iragorri

ElDesmarque

PRIMER DÍA EN LA UNIVERSIDAD (Jose Iragorri fallecía el 30 de mayo de 2014)

Dedicatoria: A los miles de huérfanos que dejó su muerte a destiempo            Citas:
“Entre leyendas viniste brevemente a nuestro día, para después marcharte entre leyendas” (Eliseo Diego)  “No haya duelo por él, ganó la llamarada del que se ofrenda entero”, (Samuel Feijoó)  ¡Españoles: Franco ha muerto!... Va ya para dos años. Estamos en 1977.  El verano agoniza. El otoño se lame la sabia de los labios por  tanto árbol desnudo como habrá de ver. Septiembre, cuando las hojas empiezan a caer. Da gusto pasear por la alfombra de los bosques de hayas. Octubre. Se nos ha  hecho un poco tarde. No hay tiempo que perder.
Los operarios de la Universidad de Barcelona han erigido una sucursal de la carrera de Periodismo en pleno campus de Leioa. No somos independientes, pero esto es lo que hay. Las matriculaciones han sido en tropel y a ´chorramortero´, a cascoporro también llamadas. Ciencias de la Información, ahí es nada, somos de pura letra y nos tachan de científicos, Ciencias o Letras, Letras, la gente lo tiene claro porque algunos, como yo, no consiguieron superar la barrera de las divisiones con decimales y los quebrados que tantos quebraderos de cabeza nos creaban…
El pasillo es un hervidero. Parece, por la excitación que se palpa, la cuesta de Santo Domingo cinco minutos antes de que comience el Encierro más concurrido de los ´Sanfermines´. Se abre la puerta. El aula es enorme. Parece una nave industrial o un hangar donde reposar aviones. Los chicos, de René ´Lacoste´ y Levi Strauss, el niqui y los pantalones del ´hombre feliz´. Me llaman LA ATENCIÓN los ropajes de  las chicas. La mayoría viste de negro. Me dan miedo. Parecen plañideras contratadas para un velorio matutino y sin el aliciente de las pastas y la copita de anís.
Por qué lloráis, les pregunto, y ellas callan, y su silencio me duele. Reparo, entonces, en el hombre al que ellas miran y por el que tanto se duelen. Eres tú, Jose Iragorri, ´Hoss´ popular y cariñosamente llamado. Luces carisma y por eso atraes a las masas. Líder desde el principio. Gigante herido. No lo puedes disimular. El collarín blanco que aprisiona tu cuello delata el grave daño que sufrieron tus cervicales en un lance del juego.
Quizás en Fadura. Lejos te quedan el Alirón y Lezama. Muy cerquita, el Getxo de Tercera, o Regional, ilústrame en este momento permitiéndome entrar en tu base de datos. Como Jesús antes del Sermón de la Montaña, rodeado de gente que se interesa por ti, el mundo del fútbol te reconoce.
Bienaventurados los que limpios tenéis el cuaderno y el lapicero…porque de vosotros será el reino de los periódicos, las radios, las televisiones, las oficinas del paro, las labores de un cartero e, incluso, las del sepulturero. Yo te veo. Me muero de las ganas de acercarme a ti. Me las aguanto. Y lo que entonces, a ese preciso momento me refiero, no te pude decir, te lo digo ahora.
Primero, lamentar juntos la dolorosa derrota del Athletic Club (Iribar; Lasa, Gisasola, Alesanco, Eskalza; Villar, Irureta, Txurruka; Dani, Carlos y Rojo, como once de gala) en la final que jugamos contra la ´Juve´ de los mundialistas Scirea, Benetti,  Tardelli, Boninsegna, Bettega, Causio y Zoff, esa suerte de sosias del ´Txopo´, que, como sucedía con el de Zarautz, parecía incombustible, de esos que no cogían ni un triste catarro, vamos.
Segundo, refrescarte la memoria, sentir por vez primera que mi capacidad para rescatar recuerdos, cuando se trata de cosas impactantes, es más sólida que la tuya. Recuerda, Hoss, recuerda. Carretera de Arratia. Campo del Firestone. La fábrica pone la pasta y el dinero atrae a los jugadores. Hay vida después de la liga juvenil y se llama Copa Radio Juventud. ´Maratón´ hace un desnudo integral y se nos muestra como Sarita Estévez. 
Estaba allí. Ella estaba allí presenciando la eliminatoria a un solo partido. Soberano repaso el que nos disteis, y, sin embargo, el partido sí tuvo color, intenso, el rojo fuego de vuestras camisetas calcina nuestras zamarras gualdinegras. Qué equipazo teníais, Hoss, qué equipazo. Qué pedazo de delantero centro. Tú. Ariete como punta de lanza de un caballo descomunal y todo él hecho de acero.  A cero, no. Tres goles nos encajasteis. Y uno, al menos, lo marcaste tú. De cabeza. Con qué, si no. Tocadito lo puso en el punto de penalti un ´jugón´ que percutía por la derecha. Duelo en el corazón del área.
Tú…y nuestro portero. A Mariano, el hijo del malogrado Martín Susilla, le es lícito valerse de los brazos y las manos para ganar ese balón por el que tú tan alto estás pujando. Mi portero no lo hizo mal: fuiste tú el que maniobraste de manera magistral. Tan poderoso era tu salto que, si te lo hubieras propuesto, podrías haber rasgado la última nube que antecede a los cielos. No lo hiciste. La vida te quedaba larga.
Te conformaste con cabecear la pelota dejando en evidencia la valía de un portero. ¿Sabes?...Sí, creo que ya lo sabes porque Kuitxi te lo contó en una de sus crónicas radiofónicas que tú, como preciosa labor, le encomendabas (“amigo, compañero de Carrera y de fatigas”, le decías a tu gente SOBRE MÍ, esos oyentes que escuchaban la ´Popu´ porque tú, en cuestiones del Athletic, lo eras todo para ellos) . A Javi Arietaaraunabeña, ´Arieta´ entonces y Arieta ahora en tu mundo (ese ´hijo del barro´ que te recibió con los brazos abiertos cuando a él le llegaste luego de tu ´ultimo desmarque´), no le hizo ni pizca de gracia ese gol porque, mostrando todo tu poderío, le hiciste un feo a los ojos de su entrenador, Arieta, por Dios, le amonesta Urbano Anda, para qué crees que te pongo de central, para que saques el balón jugado sabes que no, y sí para que te batas el cobre con el delantero más alto del equipo rival.
Pobre Mariano Susilla, qué vergüenza tendrá su papá. Fue entonces cuando al bueno de Arieta se le fue la cabeza. Por eso, cuando te marcó los tacos de su bota en lo más alto de tu cuádriceps, no era él el que actuaba, sino la rabia, ese sentimiento de central burlado que tanto le irritaba.
Patada tan clara como inocente. Roja directa. A la caseta. Patxi Etxabe, que nos ha venido a ver, te amonesta, Javi Arieta, por segunda vez, Etxabe, el gran capitán,  el comandante al que no le hace ni pizca de gracia que dejes a nuestro ´Portu´ juvenil huérfano de tu poderío en el juego aéreo, ora en la defensa, ora en la ofensa,  ¿en la ofensa he dicho?...Javi Arieta, Jose Iragorri: perdonad desde lo alto nuestras ´bajas´ ofensas…a fin de que nosotros podamos perdonar a esos seres menores que nos ofenden de manera obscena y de forma gratuita…
¿Sigues ahí, Hoss?...¿O te has dormido?...No. Ni puedes ni debes. En este primer día de Universidad, tu presencia es indispensable. Somos hijos de Mesopotamia. Todos venimos de ese valle atrapado entre dos ríos. Si entonces, Eúfrates y Tigris, a día de hoy, Nervión y Urumea, Ega y Ebro, Baias y Zadorra, Gobela y Ballonti.
Está a punto de reinventarse la escritura. Tú eres Gilgamesh, rey sumerio, épico, inmortal. En nuestras maletas de escolares, tablas de arcilla como cuadernos, y cuñas como bolígrafos, lapiceros y rotuladores. Extiende tu hoja, Hoss, sobre ese pupitre sin tintero. Toma la cuña y empieza a escribir el babilónico ´Código de Hammurabi´.   ´Casa de los sueños´, La Florida, Portugalete
Un artículo para El Desmarque Bizkaia de Luis Mari Pérez 'Kuitxi'.

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