A golpe de estampida, el Athletic Club se impuso en el derbi ante el Eibar. Ya se sabía que no iba a ser un partido fácil, y no lo fue. Primero porque el Athletic no acaba de encontrarse con su fútbol, y parece ya acostumbrado a ganar sin gobernar, a jugar sin ejercer la autoridad que se le presupone.
Después, por las importantísimas ausencias de Aduriz y Raúl García, sus dos máximos goleadores y sus dos líderes sobre el terreno de juego. Y, por supuesto, por la entidad del rival. Nadie duda ya del Eibar, un equipo compacto, intenso, que nunca da un balón perdido y que siempre compite.
La solución la encontró ayer el Athletic en su BMW. Primero Beñat con un fantástico lanzamiento de falta (el de Igorre parece que va recuperando el nivel previo a su lesión), y después con dos estampidas: la de Williams, una acción para recordar, y la de Villalibre culminada por Muniain.
Tres chispazos de potencia, y tres puntos para un Athletic que no fue brillante, pero sí superior al Eibar en el cómputo global del partido. De esta forma, los leones continúan afianzándose en la zona alta de una Liga extraña, una competición que, como el juego del Athletic, no encuentra el equilibrio ni la regularidad.
Solo hace falta echar un vistazo a la clasificación: entre el segundo, el Barcelona, y el undécimo, el Málaga, hay ocho puntos, y pasadas ya 14 jornadas, nadie da sensación de fortaleza: estamos viendo al Barça menos Barça de los últimos años, al Atlético menos consistente, a un Sevilla incapaz en sus partidos fuera de casa o, al Celta y al Villarreal, dos equipos llamados a ser referentes del buen fútbol y que lo mismo deslumbran que se la pegan.
De ese grupo formado por 10 equipos (tres de ellos vascos, por cierto), la Real es el que mejores sensaciones ofrece en estos momentos. La derrota en el derbi le sirvió de catalizador y, ahora mismo, es el conjunto más fiable y, de largo, el que mejor fútbol practica. A principio de Liga pasó por una travesía en el desierto, pero lleva más de un mes arrollando a sus rivales.
Y en esa larga y dura batalla por Europa que se presenta hasta mayo, al Athletic le vendría fenomenal encontrar un partido referencia, un encuentro que le alumbre el camino y le refuerce en su idea futbolística. De momento, sus números son buenos (salir este jueves de Viena con el primer puesto de grupo sería importante de cara al sorteo de dieciseisavos de Europa League), aunque las sensaciones que arroja, extrañas.
Más o menos como ocurre en una de las Ligas más igualadas y abiertas de los últimos años, donde todo puede ocurrir en cada jornada.
Por Diego Arambalza, director del programa “Fuera de Juego” de Radio Euskadi