Asier Villalibre, aprovechando la sanción de Aduriz y que Sabin Merino pase consulta en Múnich por la latosa pubalgia, volvió a tener presencia en la élite durante unos doce minutos por Williams en punta de lanza ante el Atlético en San Mamés, volviendo a corroborar su apodo de Bisonte. Salió con brío y concentrado y sembró la zozobra en al área colchonera sin cortarse ante los correosos Godín y Giménez.
Villalibre, ausente este sábado con el filial ante el Albacete, robó un balón, disputó dos fajándose en el área pequeña, fue al espacio en velocidad, forzó un saque de banda y casi se apunta una nueva asistencia, otro de sus puntos fuertes, en la recta final que pudo disputar ante el equipo de Simeone.
Fue a final de diciembre la última comparecencia del cachorro con el primer equipo, en concreto en el Benito Villamarín, que saltó en el minuto 69 por Aduriz, renqueante con su rodilla izquierda, para mostrarse en ese puñado de minutos como un ariete vertical y peligroso con espacios, pese a que Donk fue su sombra nada más asomarse al verde.
Asier Villalibre, un goleador consumado en las inferiores de Lezama y que suma 11 goles con el Bilbao Athletic este curso, viene ya precedido en el primer equipo como un asistente certero en sus anteriores veinte minutos con el primer equipo de Valverde. A Muniain le sirvió un gol en bandeja de plata ante el Eibar, el 3-1 nada más salir, y en Viena ante el Rapid habilitó el tanto del empate de Saborit.