"Estoy muy contento por el esfuerzo del equipo ante un gran rival que se jugaba la vida", lanzaba Iker Muniain, autor del primer gol ante el Sporting, que suponía el empate a uno, y que provocaba el penalti de Moi Gómez que cristalizaba Aduriz en una victoria reparadora para no descabalgarse de la zona aristocrática. Además, el 10 rojiblanco fue el hombre que más corrió del equipo, con 10.5 kilómetros, muchos de ellos con el balón cosido al pie, lo que le otorga mayor mérito.
Muniain se fajó como un jabato tanto por dentro, como escorado en banda, condujo el balón con prestancia, sobre todo en una segunda parte primorosa, provocó faltas, tarjetas y abrió huecos constantes en sociedad con su brother Iñaki Williams. El extremo, todavía con 23 años, sabe que debe sacrificarse y con esos kilómetros recorridos lo corrobora. No hay otra manera en el fútbol atlético actual. Munian parece que vuelve por sus fueros encadenando un par de partidos de lujo tras el trabajado empate ante el Atlético, donde también fue de los más destacados. Ernesto Valverde siempre ha confiado en su descaro, en sus prestaciones y sabía que alcanzaría su nivel de antes de la lesión de ligamento cruzado.
Ante el Sporting también dio el susto en el tobillo izquierdo, pero se recuperó para desequilibrar el encuentro y tuvo tiempo de tratar de calmar el nervio a su amigo Fernando Amorebieta. A Muniain se le presenta otra ocasión de lucirse, este sábado en el Camp Nou a domicilio, donde es consciente que tienen "que apretar". El Bart del Athletic lo suelta sin aristas: "Vamos con el cuchillo entre los dientes a ver si podemos sacar algo positivo".
Otro león que descolló fue Mikel Balenziaga, brutal por todo el carril izquierdo, hasta con alardes técnicos como una ruleta y un par de recortes secos para fajarse de su par, que recuperó 9 balones, récord en el partido.