A
Fernando Amorebieta parece no haberle servido de mucho el aviso público que le dio su entrenador el pasado viernes, cuando indicó la
imperiosa necesidad de redirigir la energía que pone cuando está sobre el césped hacia una nueva dirección
que cambie las estadísticas del futbolista con respecto a las sanciones. Esto,
por ahora, no ha funcionado y ante el
Alavés, al
Sporting le volvieron a salir caros los brazos de central rojiblanco.
El técnico catalán comentó que
"tenemos que trasladar que Amorebieta no pierda su agresividad pero
que cuando haga entradas las haga sin los brazos. Ahora se mira mucho más esto, antes no. Hay jugadores que
les está costando adaptarse a saltar sin desplegar los brazos".
Ni las palabras de su entrenador ni la gran cantidad de cartulinas amarillas que ha recibido Amorebieta en lo que va de campaña
por sacar los brazos a pasear parecen haberle valido de mucho, pues este domingo ha ocurrido de nuevo.
Corría el minuto 65 de partido, tan sólo uno después de que
Deyverson entrara en el terreno de juego para sustituir a Santos, cuando
Amorebieta se encontraba en el área pugnando por un balón aéreo. En el movimiento de salida,
el brazo izquierdo se le dispara y va a parar al cuello del jugador albiazul, que cae al suelo mientras
Gil Manzano pita penalti.
Esta pena máxima supuso que
Edgar Méndez anotara el tercer tanto del equipo vitoriano, acabando con casi todas las opciones del Sporting de remontar un encuentro que estaba perdido desde que bajaron los brazos al inicio de la primera mitad.
El colegiado extremeño le mostró a
Amorebieta la tarjeta amarilla en esa acción. Con esta,
ya son 13 cartulinas las que lleva en los 18 encuentros que ha disputado esta temporada y
está más cerca de volver a ser baja por sanción, a tan sólo dos tarjetas de distancia del tercer ciclo en este curso.