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Athletic Club
3-2
APOEL

El Athletic se complica ante un APOEL desbordado

Asís Martín

Tenía uno la sensación de que hoy el Athletic Club se jugaba casi media temporada en la cita de UEFA Europa League. Que era un partido clave, vistas las circunstancias habituales de los leones fuera de casa, el disputado este jueves ante el APOEL de Nicosia, y que cierta parte de la afición zurigorri no ha sabido valorarlo (32.690 espectadores). Tal vez por el rival, pagar o por ser una ida de dieciseisavos, pero había que encarrilar esto, porque encima con el tema de los ultras la vuelta en el GSP Stadium del jueves 23 (19:00) va a estar muy calentita.

El míster lo entendió, sus hombres también y, de hecho, el (3-2) final se queda infinita y peligrosamente corto para lo expresado en la hierba, ya que los amarillos debieron llevarse un carro. Tal vez lo robaron como el de Manolo Escobar, porque esta eliminatoria tenía que estar resuelta con la mejor versión rojiblanca en tiempo. ¿Qué el rival es flojo? Pues sí, pero los 20 disparos y 15 córners equivalían a más que las dianas de Merkis en propia meta o las de Aduriz y Williams que, por cierto, jugó un partidazo tremendo.
Se asistió a una nueva remontada, la enésima ya en casa, también a un paradón antológico de Iraizoz, por lo que el lunar fue el resultado ante un equipo que con tres tiros hizo dos goles y un poste. Una manita hubiera sido lo justo, y por contra ahora con un 1-0 los isleños estarían en los octavos de final. Es duro decirlo, pero hoy el equipo vizcaíno se apuntó al masoquismo compulsivo. Sólo falta traer al tarado de Pulp Fiction para completar el cuadro. Qué desperdicio de noche.
Sorprendió el APOEL al partir sin ninguno de sus cuatro ibéricos (Urko, Astiz, Lago y Barral) o el goleador belga De Camargo. Venían a echar el candado. Sí salieron por contra los leones con un once de gala auténtico, donde destacó que Ernesto Valverde le entregaba hoy la solicitada makila a Ander Iturraspe, que debía dejar su esencia en un partido de mucha responsabilidad. Como dijo Beñat "todo depende de nosotros", y dio gusto ver la salida vasca en plan encierro sanferminero acribillando la meta de Waterman con tres disparos consecutivos, varios córners y un par de tarjetas forzadas. Hemingway hubiera sonreido. 
Con un 77-23% de posesión, exquisita fue una picadita -de rebote eso sí- de Rulo que ayudó a que aunque hubiera poca entrada los cánticos de apoyo proliferaran; ya habíamos tenido mucho 'puta Bilbao' durante toda la tarde, mucho escupitajo al anillo inferior o una posible roja a Morais..., lamentable, pero lo importante era el fútbol: poco después otra ocasión clarísima de Muniain se le fue arriba tras un centro magistral de Williams, quien se embolicaba al borde de la media hora cuando no supo resolver su entrada franca en el área pequeña.
Resistía vivo el equipo de Thomas Christiansen favorecido porque, por una vez, eran mejores los centros que los remates, a veces hasta se molestaron entre Raúl y Aduriz asomados al palomar. De nueve no entró ninguno, por lo que sólo en el fútbol podía darse el golazo que enchufó Efrem en la única que tuvieron en 45 minutos, DE Marcos le perdió de vista y a la cazuela. Menos mal que de la misma empataba Merkis al desviar con la cara un chut de Balenziaga, fortuna, pero merecida, porque allí sólo atacaba el Athletic. Se ve que sin sufrimiento no hay vida en la Catedral.
La moral quedó tocada porque la vuelta del vestuario pareció mostrar una bajada de revoluciones. Agarrados a las cabalgadas de Williams se buscaba la enésima voltereta, pero no llegaba y Valverde metió de la misma a Lekue y a San José por los tocados Itu y Balenziaga, lo que fue mano de santo. Un robo con asistencia de Muniain era finiquitado por el pichichi de la competición, Aduriz, (7 goles en 6 partidos), que anotaba con la zurda; la pena es que Iker tuvo el tercero de la misma pero falló su golpeo. Con 17 remates sólo se habían contabilizado dos goles. Tela.
Tal era la cosa que, dedicado a sus haters, Gorka Iraizoz hizo su paradón del año con un vuelo tremendo ante el cabezazo de De Camargo. Se lo merece el meta navarro, al igual que Iñaki Williams demostrar que sabe darle de cabeza, ya que metió así de lujo el 3-1 tras una preciosa jugada coral en la que Rulo hizo de asistente. Un gran gol que ponía las cosas en su sitio... creíamos.
Visto lo visto Christiansen se fortificó con tres centrales sabedor de que la vida de su equipo en Europa pendía de un hilo, el que Waterman tejió para salvar el plongeon de Muniain que olía al cuarto con el APOEL muerto físicamente. No podían ni andar, estaban para la puntilla, pero lejos de suceder eso se acaba con dolor tras encajar otro gol en una pared bien resuelta por los amarillos. Tuvieron la primera y la última y metieron las dos. A unos les entró todo y a otros una de cada siete. El juramento de Valverde ante la cámara fue oido hasta en Saturno. En sus anillos duermen hoy 18 remates errados.
Y el domingo al polvorín de Mestalla 
Valencia, tierra de naranjas, y de líos habitualmente en lo futbolístico, espera a los leones este domingo para cerrar la semana del retorno a Europa. Antes de viajar a Nicosia hay que medirse a los Ches a eso de las 16:15 horas en un campo que se ha dado bien en las tres últimas visitas en liga. La novedad es que, a lo Barça, se ha calentado el tema arbitral con la visita el lunes de Layhoon a Angel Villar y Sánchez Arminio en Madrid. Veremos qué se cuece por allí.
@asismartin

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