Es Noticia

Para que la última etapa no sea un paseo...

Kuitxi

El 'Giro' terminaba como debe terminar una 'Corsa' de tres semanas, y no como sucede en el 'Tour', o en la 'Vuelta', con un simulacro, una suerte de homenaje al que en ese momento es líder, y pobre del que se atreva a intentar una fuga en busca de unos minutos, o tan solo unos segundos, que den un vuelco vertiginoso a la clasificación.

Siempre me ha llamado la atención, quizás por ser periodista, que las portadas de los diarios que se publican sin que la última etapa se haya librado nominen al campeón. Por la mente siempre me pasa lo posible, lo probable de un ataque al líder por parte del que está segundo o tercero. Un ataque en toda regla: uno o dos equipos poniendo patas arriba lo que erguido estaba con continuos arreones que deriven en una fuga que, por sí misma, convierta la carrera en una pesadilla para ese corredor que llega líder a la Castellana o a los Campos Elíseos.   ¿Es que acaso es ilegal? ¿Tal vez antideportivo? Al ser un paseo, se convierte en un fraude en toda regla para todos aquellos que nos plantamos delante del televisor.  A fin de preservar el espectáculo, y de que un atrevido no termine lapidado por su osadía de atacar al líder, el último acto debería ser una contrarreloj, o una etapa de montaña dura y corta, para que el espectáculo sea tremendo. Recuerdo "Grande  Blouces" con final 'contra le montre', Lemond, Fignon, Roche y Perico Delgado.   Alguna 'Vuelta', acaso. Pero todo aquello que como prueba fue llevado a cabo termino en agua de borrajas. Como se estila en las películas de crímenes, habrá que preguntarse: ¿A quién beneficia, o, a quién perjudica, o perjudicaría que la última etapa, siempre, fuera el duelo final en el que se batieran todos aquellos que son, o quieren ser algo grande en la clasificación general?...  Aquella moto, aquel choque, aquella montonera que dio con Mikel Landa en el asfalto impenetrable al inicio de la ascensión a Blockhaus terminó con las aspiraciones  con las que el escalador de Murgia partía de salida: llegar a la meta de Milán a expensas de que le fuera enfundada la maglia rosa.   Si en la última etapa los ataques al líder están tácitamente prohibidos, ¿por que en la novena el pelotón  no se detuvo a la espera de que Landa terminara de lamerse las heridas que el trompazo le había causado en el muslo y el brazo? El accidente, para más inri, tuvo como detonante una moto relacionada directamente con el protocolo de la carrera.  Me declaro admirador, y fiel seguidor, y ávido lector de las crónicas ciclistas que escribe en El Correo Gómez Peña. Hubo, hace años, un Uriarte que en Deia se dejaba toda su sensibilidad a la hora de escribir sobre el deporte de las dos ruedas. Recuerdo la narración de la escalada al puerto de Urkiola. Tanto aquel Uriarte como este Gomez Peña me sirven de ejemplo para arengar a todo periodista a la hora de redactar cronicas.  Que no olviden, estos Licenciados, que la crónica es el relato de unos hechos objetivos escritos de una manera subjetiva. Así las cosas, hay relatos que no me aguantan diez segundos, y otros que me atrapan hasta el punto final. Digo más: paso la página, y un segundo intento hago, porque mi alma de niño atrapada por lo hermoso se niega a acepar que todo cuento bonito tiene su final.   Voy más lejos: a veces no sé si lo que, cuando una de las tres grandes acaba, realmente  me duele es no ver a más ciclistas o no poder leer las crónicas que se derivan de las proezas de esos deportistas que me hacen enloquecer cuando, desafiando a la gravedad, se atacan como hienas en puertos con unos desniveles inhumanos.  Charlando con el bueno de Luis Pedro Santamarina en la tienda de 'bicis' que tenía (sigue en función pero ahora la manejan otras manos) en el corazón de Portugalete, y mientras me quedaba mirando fascinado esa fotografía en la que, vestido con su maillot del Fagor, ayudaba, en su papel de gregario, a sostenerse a un Ocaña preso de una pájara descomunal, le pregunte: ¿Cuál es el puerto de montaña más duro que te has visto obligado a subir?...  A la espera de que nominara un Mari Blanque, un Telegrafe, un Croix de Fer, un Madelaine, un Tourmalete; el Mortirolo o la Marmolada, el de Gallarta me salió con uno de esos que solo se hacen grandes si uno lo repasa en mapas, vídeos o fotografías: "¡LAS TRES CIMAS DE LAVAREDO¡", en plenos Dolomitas...  Fue tal el impacto de aquel nombre y la descripción que sobre su escalada me hizo Santamarina, que aquella misma noche tuve un sueño tan real como real lo fuera en su día la gesta de Luis Pedro Santamarina... Caía la noche. Y yo en bicicleta. Remontando aquel calvario. Gente con antorchas en las cunetas de la carretera. Soldados romanos fustigándome para que no llegara a la meta fuera de control.   Y es que el ciclismo es de héroes. Y de soñadores. A Mikel Landa le despertaron en la novena de una manera bastarda. Aún el golpe, impulsado por su ánimo, fue tercero en el Santuario di  Oropa, y en otros  dos 'etapones',  Nibali y Van Garderen le quitaron lo que era suyo por medio tubular y un puñadito de metros. Y cuando todo parecía perdido, lo intento a la cuarta, y recibió su merecido.  Hace dos años se hizo con dos etapas. El pasado curso se vio obligado a retirarse. Este, a sus 27 añitos, ha presentado su candidatura para batir a Froome, Nibali, Pinot, Quintana, Doumoleine. Holandés, este último, que nos convenció de que era humano al tener que bajarse de la bicicleta porque su intestino, a la altura del colon rectal, estaba a punto de estallar.  Sin un Euskaltel al que agarrarme (soy de Orange), sin vascos que proliferen, Mikel Landa es ese sueño al que engancharme. Me cae bien. Y encima es de Murgia. Ahí para el autobús. Ahí empiezo a caminar. Sarria. Compro un queso de oveja en un caserío. Me acomodo la mochila a la espalda. Y empiezo a caminar por las suaves laderas que me conducen hasta lo alto. Hasta la cima.   Allá donde se levantó la cruz a petición del Papado. Gorbeia. Puerto 'Hors de Categorie'. Un día de estos me acercaré a la sede del Correo. Pediré cita con Gomez Peña. Que escriba la crónica de mi última ascensión. Y que lo haga con la misma pasión y mimo que derrocho cuando le cronifico a Mikel Landa en la etapa de ese Giro que acababa de morir. Y por eso me puse tan triste. Llegará el Tour. Pero no será lo mismo. El director de la carrera huye de los puertos que dan guerra y de las pendientes que acojonan.
Un artículo para ElDesmarque Bizkaia de Luis María Pérez 'Kuitxi'. Periodista, montañero y exfutbolista del Club Portugalete

Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar