Iñaki Williams marcó un gol ante el Olympique de Marsella, aunque no sirvió de mucho salvo para romper una esquiva estadística. Después del bofetón, hoy domingo se cruza ante su alma gemela del Barça, Ousmane Dembélé, un extremo diestro de similares características, que se va creciendo en el equipo de Valverde. Joven, solo 20 años, muy rápido y eléctrico, como el león, aunque no atraviese su mejor momento.
Subrayaba el delantero que las críticas le "hacen más fuerte" pese a las ganar enormes por agradar en San Mamés, con dos meses sin anotar, que rompía ante el OM: "Estoy tranquilo, al delantero se le piden goles, pero tengo la conciencia tranquila. Todos los partidos tengo ocasiones y a veces me falta esa pizca de serenidad y suerte de cara a la portería. Lo frustrante sería no tener esas ocasiones", lanzaba. Este domingo tratará de romper moldes en el Camp Nou, junto a Aduriz y Raúl García en punta de lanza. En el otro lado del rectángulo, sin el sancionado Luis Suárez, Démbélé, por el que el Barça abonó 150 millones, con quien le comparan e incluso llaman en el vestuario de Lezama.
Williams avisaba tras quedar noqueados ante el OM en los octavos de Europa League que "no queda otra. El Athletic siempre se levanta y esperemos estar próximamente en Europa", señalaba, esperando mejorar ante las críticas del entorno con los leones: "Cuando te pitan tienes que agachar las orejas y seguir trabajando y volver con más fuerza que nunca", concluía. Dembélé vuelve por sus fueros tras superar una rotura de fibras en el muslo izquierdo.