El alcalde donostiarra se suma al 'show' Oyarzabal, Erentxun, Anasagasti...

Continúa la espiral de gestos, zascas y contestaciones polémicas después del áspero culebrón veraniego rematado con la renovación de Mikel Oyarzabal por la Real Sociedad.

Tras el explosivo artículo del exsenador de EAJ/PNV Iñaki Anasagasti o el sibilino tuit del cantante Mikel Erentxun, ahora nos llega vía RRSS el azote del alcalde de San Sebastián, Eneko Goia.

Al Sr. Anasagasti:

Comprendo que se sienta dolido en su amor propio. Herido en su orgullo rojiblanco. En lo deportivo, la rivalidad que tienen el equipo al que pertenece y al que yo y miles de donostiarras y guipuzcoanos amamos, se manifiesta en vibrantes y apasionantes derbys.

El alcalde Aburto y yo mismo hemos vivido juntos unos cuantos, desde la rivalidad, claro, pero desde el respeto al adversario. Como acaba de demostrar con su entrada en el blog, sin embargo, hay algo más que lo puramente deportivo.

Si no, no me explico esas alusiones al nombre del club, con las que no sé si intenta menospreciar sus 109 años de historia, o ese 'complejo de inferioridad' que nos achaca.

Me parece que esas menciones están muy lejos del 'fair play' del que muchos athleticzales hacen gala. Me llevan a pensar, más bien, que esas palabras solo guardan rencor y rabia.

Supongo que recibir un 'no' por respuesta sienta mal. Porque, además de tambalearse el principio de que todos los jugadores vascos quieren jugar en Bilbao, implica un compromiso, un orgullo y un amor por los colores como el que nos ha demostrado Mikel, haciendo ver que, en el futbol de hoy día, no todo se resuelve poniendo millones encima de la mesa.

Lo de Mikel, por renovar con el club de su vida rechazando una oferta millonaria mareante se le llama 'corazón txuriurdin. Ni más ni menos.

Una última aclaración, en mi condición de alcalde de Donostia: el complejo de inferioridad lo demuestra quien utiliza el término "ñoñostiarra" en sentido despectivo, mal que le pese.

Aquí somos donostiarras, así, con todas las letras. Ya es triste que quien se dice vasco, y por tanto conciudadano pierda el oremus y el decoro por cuestiones menores pero que, por lo que veo, han escocido más de lo que debieran.

Un saludo.
Eneko Goia Laso