La enfermera Itsaso S., que asistió a Iñigo Cabacas cuando cayó mortalmente herido tras impactarle una pelota de goma en abril de 2012, ha relatado hoy que tras comprobar el estado "muy grave" del joven gritó a un ertzaina que "llamasen a una ambulancia, que eran unos sinvergüenzas, unos asesinos, que le habían reventado la cabeza a un chaval".
La joven ha sido uno de los testigos en la quinta sesión del juicio a seis miembros de la Ertzaintza por un presunto delito de homicidio por imprudencia profesional durante el operativo del 5 de abril de 2012 tras el partido que enfrentó al Athletic Club y al Schalke 04 en San Mamés, cuando Cabacas cayó fatalmente herido durante una carga policial.
La enfermera, que se encontraba la noche de aquel día en la plazoleta que da a la calle María Díaz de Haro de Bilbao en la que se produjeron los hechos, ha contado que la plaza estaba "llena" con gente de todas las edades, también niños, y que tras una breve pelea entre unas personas llegaron unas furgonetas de la Ertzaintza y comenzaron los disparos.
Cuando se enteró de que "había un chico herido" fue a atenderle: "Tenía una herida en la cabeza importante" y "sangraba mucho", ha dicho.
"Empezó a sangrar por los oídos, la boca y la nariz" y "me di cuenta de que estaba muy grave", ha recordado, visiblemente emocionada.
Según ha continuado, "con una persona que se está muriendo en los brazos desangrada", el tiempo de espera hasta la llegada de la ambulancia "se me hizo eterno".
Al término de su testimonio, la testigo se ha abrazado a los padres de Cabacas, presentes en la sala, al igual que lo ha hecho otro testigo, Gaizka V., autor de una llamada aquella noche a Sos-Deiak en demanda de una ambulancia para auxiliar al joven herido.
"La Ertzaintza está cargando" y han dado a una persona "en la cabeza", se le oye decir, nervioso, en el audio de la llamada, reproducido en el juicio.
Durante la sesión, se han sucedido los testimonios de personas que se encontraban en el lugar de los hechos aquel día que aseguran que los agentes "disparaban en línea recta".
"Un agente me apuntó a un metro" con la escopeta "al cuerpo"; "vi -a un ertzaina- que apuntaba hacia mí", entonces "me di la vuelta" y "recibí un pelotazo en el hombro derecho"; llevaban "la bocacha -de las escopetas- en ángulo recto", han sido algunos de esos testimonios.
En la huida durante la carga policial, otro testigo ha contado que su hermano "se chocó con un agente y cuando entró en el túnel -cercano-, el agente disparó al túnel".
Según el testimonio de otro testigo, "aparecieron dos o tres furgonetas y sin comerlo ni beberlo, comenzó la jauría. Empezaron a disparar a diestro y siniestro".
"Disparaban a matar", "disparaban a dar", ha afirmado otro joven, Unai A., quien ha señalado que tras caer Cabacas abatido, cada vez que alguien se dirigía a un ertzaina para pedir una ambulancia "la respuesta eran risas, porrazos".
El joven ha asegurado que en ese tiempo sufrió un ataque de nervios, ante lo cual un ertzaina dijo a otro agente: "Mira la nena cómo llora".
Algunos testigos han señalado también que sólo cuando la Ertzaintza cargó con material antidisturbios alguien lanzó algún botellín que no impactó en las furgonetas policiales.
Sin embargo, una testigo que se encontraba en la parte exterior de la plazoleta cuando llegaron los agentes, ha indicado que se lanzaron objetos de cristal y uno de ellos impactó contra un vehículo policial.
También otro testigo, que abandonaba la zona tras una pelea previa protagonizada por unos conocidos suyos, iba por la calle María Díaz de Haro cuando aparecieron las furgonetas de la Ertzaintza y oyó cómo "chocaban" objetos contra los vehículos.
Durante la sesión se ha vuelto a preguntar a los testigos por el color del uniforme de los agentes que efectuaron disparos aquella noche con el fin de facilitar su identificación. Algunos han contestado que de oscuro, pero otros han dicho que también había agentes vestidos de rojo.